TRIBUNALES

Piden 24 años de cárcel por sedar y robar a sus "ligues" de internet

photo_camera Los dos acusados, el día que fueron enviados a prisión provisional tras su detención en Vigo.

El presunto ‘compinche’, acusado de vender  lo sustraído, se enfrenta a 3 años de prisión

Utilizaba la aplicación de citas ‘Badoo’ para captar a sus víctimas, hombres de mediana edad en su mayoría, con los que quedaba para tomar algo. Tras ganarse su confianza, aprovechaba para echarles benzodiacepina, un sedante, en la bebida. De esta forma conseguía que le llevaran hasta su domicilio, de donde se llevaba todo tipo de objetos de valor, principalmente joyas, dinero en efectivo y tarjetas de crédito además de móviles.

Así describe la Fiscalía el ‘modus operandi’ de un ciudadano colombiano, que la próxima semana se sentará en el banquillo de lo acusados en la Audiencia en Vigo para responder por cinco delitos de robo con violencia e intimidación y otro continuada de estafa, lo que en años de prisión se traduce en un total de 24. Junto a él, ocupará banquillo su presunto cómplice, un vigués, acusado de encargarse de  vender los objetos robados y para  el que el Ministerio Público solicita tres años de cárcel.

Los hechos tuvieron lugar entre marzo y abril del año pasado. El escrito de acusación sostiene que ambos residían en Vigo, donde compartían piso. En total, fueron cinco las víctimas que denunciaron haber sido narcotizadas tras acudir a una cita con el procesado, quien presuntamente actuó no sólo en Vigo, sino en Santiago de Compostela, Celanova, Pontevedra y Ponteareas. El primero de los casos tuvo lugar en un bar de la ciudad, donde tras quedar con un contacto por internet, procedió a narcotizarle y a llevarle luego a su casa, donde habría sustraído, según el fiscal, de dos móviles, dos tablets, un ordenador, tres tarjetas bancarias, 1.000 euros y joyas.

Una vez se produjo el robo, la Fiscalía sostiene que contactó con su compañero de piso, para acudir a un cajero y sustraer de la cuenta 600 euros. Otro de los hechos tuvo lugar en un domicilio de Pontevedra, donde la víctima trabajaba cuidando de un enfermo de Alzheimer.

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