ENTREVISTA

Chus Lago: “En el Polo, que te vuelen las manoplas es una tragedia”

Chus Lago atravesará Groenlandia el año que viene.
photo_camera Chus Lago atravesará Groenlandia el año que viene.

“Las personalidades encajaron porque son mujeres de equipo, acostumbradas a entrenar y muy disciplinadas”

Chus Lago (Vigo, 1964) no necesita presentación, pero conviene recordar que en 1999 se convirtió en la segunda mujer española en escalar el Everest y primera sin oxígeno y en 2009 fue la primera española en alcanzar el Polo Sur, tras 59 días de travesía en solitario a través de la Antártida. Hace unos días volvió de Laponia, donde lideró la primera expedición femenina española en cruzar los lagos helados de Inari y Torneträsk con Estela Estévez, Verónica Romero y Silvia Rey. Dentro de poco presentará en público su tercer libro.

¿Cómo fue la experiencia de los lagos helados de Laponia?

Fue diferente a otras, porque no había esa presión sobre la vida y la muerte que hay en las expediciones, aunque riesgo siempre hay. Fue más corta y además no estaba sola, preparamos en grupo los entrenamientos y hablábamos mucho de qué nos íbamos a encontrar. Y además nos llevamos muy bien.

Visto desde el mundo normal fue muy extremo, caminar en el hielo y cargando trineos.

Esto es un poco relativo. Yo tengo esa caja de memoria donde tengo guardadas las tormentas, las avalanchas, las luchas mentales en el Polo y cuando lo comparas en ese ratio lo ves de una forma. Si lo ves desde fuera pues sí, es tremendo. Había una parte de seguridad que me preocupaba, porque se te puede abrir el hielo bajo los pies, en el Torneträsk hay hasta 160 metros de agua bajo tus pies. Yo tenía que llevar muy bien atada la ruta, entonces cada noche hacía reajustes en las coordenadas y cambiaba, así que estaba todo el día trabajando mentalmente un poco también para cuidarlas a ellas, porque si hubiera pasado algo no me lo hubiera perdonado. No sé, como una congelación. Porque allí que te vuelen las manoplas es una tragedia. 

¿Es más esfuerzo físico o psicológico?

En mi memoria, en el Polo Sur el esfuerzo llegó a lo agonizante, fue salir de allí por amor propio porque siempre puedes pedir un rescate. Perdí diez kilos en la Antártida. Entonces a veces me preguntaba qué me movía. Creo que la voluntad más que tus propios músculos, porque cada hora tenía que meterle algo al cuerpo porque ya no funcionaba, al límite. Creo que hay que estar al cien por cien físicamente y al cien por cien mentalmente. He visto a personas muy fuertes que no estaban en el lugar adecuado en el momento oportuno, no era para ellos esa expedición y no eran capaces de salir adelante. Y he visto a gente más delgada pero con una voluntad de hierro y que llega. Para que las cosas salgan bien tienes que ir muy motivado y luego entrenando adecuadamente para las dos cosas. Claro si estás físicamente bien tu cabeza no se va a dar cuenta de que está tirando. Mi experiencia y que lo he analizado mucho estando sola creo que la motivación es muy potente, es lo que hace que te muevas, pero tienen que estar a la par las dos cosas.

¿Por qué este equipo en concreto y no otro? 

Eso fue lo más bonito de toda la expedición. Porque empecé a pensar qué tipo de equipo sería susceptible de ser motivado para algo así. Primero pensé en alpinistas conocidas en España que ya supieran a lo que se iban a enfrentar, aunque esta expedición fue muy distinta y tuvo un componente que el alpinismo no tiene, y es que fue rutinaria y se parece más a un perfil de maratoniano, que al alpinista que es más anárquico e imaginativo. Sin embargo hay alpinistas que han hecho expediciones polares, casi siempre al final de sus carreras, como si hubiera que pasar por un proceso de madurez.

A mí me dices de hacer una expedición polar hace veinte años y te digo que no, pero ahora sí porque quizá tengo más paciencia. Entonces se me ocurrió Estela Estévez, tiene mi edad, una persona con una trayectoria muy homogénea aunque ya no compite, pero si has tenido esa parte de disciplina para competir en unas olimpiadas eso está ahí y luego que seguía entrenando. Así que llamé a Estela y me dijo "el proyecto suena muy bonito pero ¿por qué me lo cuentas?" Y después "¿por qué yo?" Porque un corredor tiene una disciplina muy rutinaria y una expedición polar también porque caminas ciertas horas y el esquema de un día de expedición se repite en el tiempo. 

¿Y Verónica y Silvia?

Con Estela vino Verónica, porque entrenan juntas e hicimos como un precurso de esquí de carretera que es muy divertido y ahí las enganché. Los entrenamientos empezaron a gustarles y se metieron en musculación. Después estaba Silvia Rey, que viene de Discamino, de hacer deporte en equipo tirando de otra persona y cubriendo etapas. Silvia era la que más dudaba pero hay una cosa que no hice y fue convencerlas. Yo lo expuse, les quité los miedos que podía quitarles y puse a su disposición la mejor ropa, la mejor alimentación y el mejor viaje sin dejar de ser realista. Pero por mucho que lo cuentas hasta que llegaron no vieron la realidad. Pero esas personalidades encajaron, porque son mujeres de equipo, acostumbradas a entrenar para un objetivo, el amor propio y el compromiso y sobre todo que son muy disciplinadas. Era un empaste perfecto. Ese fue mi único mérito el resto fue de ellas.

Y el día que llegasteis al final ¿cómo fue ese momento?

El día que llegamos al final de lago Inari fue muy agotador, porque ya tu cerebro se prepara para el final y quieres llegar, quieres llegar. Fue un final como de meta. Nos felicitamos, estábamos agotadas y estaba a punto de anochecer y aún nos faltaba un tramo de veinte kilómetros para llegar al punto de recogida. Fue muy bonito, esto que tiras todo, alguna ya tenía ampollas. Y entonces veo una cabaña y me acerco, porque me parecía más un refugio que una cabaña privada. Y abrí las puertas y tenía la leña preparada, la cocina, instrucciones de uso y fue entrar y poner la chimenea, un chocolate caliente, fue un final fantástico. 

Pero esto es sólo un ensayo, lo bueno viene el año que viene, atravesar Groenlandia. ¿Ha empezado la preparación?

Todavía no, a partir de la semana que viene empezamos con ciertas reuniones. Partiendo de que una de las cualidades que yo también buscaba en el equipo era que ya estuvieran satisfechas con lo que han hecho, no quería pulsos de ego. Poner nuestro deporte como instrumento para alcanzar otra meta es lo que más les motivó. Y vamos siempre con el mensaje medioambiental por delante. El siguiente reto es otra llamada de atención. La pregunta directa de si queréis volver o no aún no se ha hecho.

¿Hay que hacerla?

Creo que sí, no se puede dar nada por hecho. Tampoco puedes convencer a nadie por muy bien que lo hayas hecho. Cada una tiene que hacer su valoración sincera porque la siguiente ya no es ninguna broma.

Sería atravesar Groenlandia.

Sí, no sabemos aún si de oeste a este, de norte a sur o cómo. Es una expedición bastante cara. Y hay que asegurar el éxito, tenemos que ver cuánto hay que entrenar para esto. La idea es llamar la atención sobre el cambio climático pero tienes que estar muy en forma y nos queda un año. Así que cada una tiene que decir estoy dispuesta a entrenar otra vez como un deportista de élite durante un año. Y aquí los que sufren son las familias porque el tiempo que puedas aportar es el fin de semana y cuando acabas el trabajo y te vas a entrenar.

¿Por qué este objetivo contra el cambio climático?

Porque llevo desde los once años en el monte. Me lo dice mucha gente, cuando llego allí me transformo, como que esa es mi casa, me siento cómoda. Porque un día me despierto y pienso ¿de verdad no se puede hacer algo más? Porque desde que me enseñaron a interpretar los mapas, a llegar a las montañas veo que ese glaciar que está en el mapa no tiene nada que ver con lo que estoy viendoa. Groenlandia la he visto cambiar muchísimo y el cambio de los glaciares.

Ha sido un proyecto con mucha presencia en las redes sociales.

Esa es otra diferencia de mis otras expediciones. Yo me iba, si había satélite llamaba. Era una aventura, había que estar sola. Ahora pretendíamos llamar la atención sobre el cambio climático. 

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