San Blas arrastra fieles y romeros pese a la lluvia

Miles de personas asistieron ayer en Bembrive a los actos religiosos, festivos y gastronómicos de San Blas, la gran romería del invierno en Vigo.
photo_camera Miles de personas asistieron ayer en Bembrive a los actos religiosos, festivos y gastronómicos de San Blas, la gran romería del invierno en Vigo.

La procesión no salió por el mal tiempo, pero los devotos hicieron cola para pasar el pañuelo al santo y las peñas visitaron los furanchos

 

 Llueva o brille el sol, San Blas de Bembrive siempre es multitudinario. La hora punta se hizo esperar en el barrio de O Mosteiro y la máxima afluencia no llegó hasta el final de la misa solemne. La lluvia y el frío congregaron a los más valientes en la parte alta, alrededor de los gaiteiros y percusionistas.
La música de las charangas se mezclaba con el sermón de los oficios religiosos, retransmitidos a través de un altavoz.

Según se acercaba el momento de la procesión, aumentaba el número de fieles congregados a las puertas del templo con los paraguas abiertos. “San Blas a través de la oración salvó al niño enfermo, hay que rezarle a San Blas para que interceda por nosotros”, recomendó el párroco a los feligreses, quien en los ruegos también tuvo una petición para el santo, que cuidase a “todos los aquejados por dolencias de garganta”.

Y es que la tradición asegura que los pañuelos benditos por San Blas (rozados en su imagen) evitan las afonías. Así, los más devotos hicieron colas de hasta media hora para cumplir con el ritual dentro de la iglesia, ya que la lluvia, aunque intermitente, impidió que saliese en procesión. “El año pasado, en el periódico criticaron que la hiciésemos con paraguas, así que esta vez nos quedamos”, justificó el cura.

Cocido en 27 furanchos

Pero San Blas es mucho más que una celebración religiosa. También es la romería que atrae más peñas y grupos de amigos que quedan cada año para compartir este día de fiesta.

Ayer acabó el permiso de los 27 furanchos de San Blas, locales habitados desde el 11 de enero para dar de comer y beber desde las 12 la madrugada. El menú estrella es el cocido con vino tinto, aunque también hay carne al caldeiro, empanadas o pulpo.

A ellos se les suman los establecimientos de hostelería como bares o estancos para dar servicio a todos los romeros. En la mayoría hay reservas para San Blas  hechas hasta con tres meses de antelación. 

La principal característica de los furanchos es que siempre hay quien interpreta una pieza musical de forma espontánea en medio de la comida.

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