Sanidad “borra" muertes de su lista y rebaja la cifra de afectados en Galicia

Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) y los servicios estadísticos del Ministerio de Sanidad han logrado convertir el parte diario en el que se hace recuento de los casos diagnosticados, hospitalizados, fallecidos y curados en un galimatías incomprensible. El baile de cifras se hace cada vez más oscuro y crece el número de contradiciones, aplicando retroactividad en casos de fallecidos y de infectados que ahora se conocen pero no se computan en los nuevos datos sino que quedan en una suerte de limbo de números, a la espera de que algún día se les asigne para una fecha del pasado. Resulta especialmente chocante que, mientras, el Ministerio de Sanidad ha puesto un anuncio de pago en Google para que el buscador coloque en el primer puesto de cada página la web del ministerio como primera fuente de información cuando se solicitan búsquedas tales como "Coronavirus, cifras España", pero también si lo que se quiere localizar son las cifras de Galicia. El anuncio remite a una web en la que la última actualización es de hace 12 días: el 21 de mayo, con 233.037 casos diagnosticados por PCR, 124.521 hospitalizados, de los cuales 11.454 pasaron por la UCI y se registraron 27.940 fallecidos. Paralelamente, ayer, el Ministerio de Sanidad hizo públicos sus últimos datos, en los que la cifra de muertes a mediodía del 1 de junio es de 27.127, lo que significa que hay 813 muertos menos que hace casi dos semanas. Si tenemos en cuenta que se han anotado 35 nuevos muertos en los últimos 7 días, a Sanidad se le han escapado de su contabilidad 848 fallecidos en el fin de semana del 21 al 24 de mayo. Nuevos desfases La confección de los datos globales que maneja Sanidad se hace con las cifras que aporta cada comunidad autónoma. El ministerio en su informe del mediodía del 1 de junio afirma que en Galicia hubo un total de 9.129 casos diagnosticados y 609 fallecidos, nada que ver con los datos facilitados por la Consellería de Sanidade: 11.308 casos de los que 616 fallecieron, 9.970 se han curado y 722 se encuentran actualmente afectados y solamente 34 están hospitalizados. La capacidad de coordinación de los datos ha quedado en entredicho desde el primer momento: era sabido, pero se ocultaba, que el número de casos diagnosticados no era más que una ínfima punta de un iceberg que se elevaba a millones de casos reales, como ha dejado ver la encuesta de seroprevalencia, en la que se estima que la población afectada fue de cerca de 2,5 millones de personas. Baile de cifras La encuesta proporciona cifras estimadas a partir de una muestra representativa. En el caso de los fallecimientos, el baile de cifras no ha hecho más que empezar. El sistema de monitorización de la mortalidad (MoMo) del Instituto de Salud Carlos III, ha registrado en los meses de marzo, abril y mayo algo más de 43.000 muertes que no encajan en la media de los últimos años y que superan en 16.000 las que han sido atribuidas al covid-19. La Asociación de Profesionales de Servicios Funerarios (Aesprof), eleva el dato hasta los 43.985, extrapolando los datos de los registros civiles y los facilitados por los miembros de su sector, en los que incluyen aquellos fallecimientos en los que el acta de defunción incluye la sospecha o indicios de dicha enfermedad. MoMo, el sistema de monitorización de la mortalidad El instituto de salud Carlos III vigila desde 2004 los datos de mortalidad diaria. En largas series estadísticas, hay una tendencia a la estabilidad en el número de fallecimientos y un exceso alerta de una anormalidad, que suele ser consecuencia de olas de calor o epidemias de gripe virulentas. En lo que va de 2020, la causa probable es el coronavirus, y el sistema Momo ha detectado 16.000 muertos más de los que cuenta Sanidad. En Galicia hubo más muertes, según el sector funerario Si en España el baile de cifras es llamativo, en Galicia resulta chocante. Sanidad declara 609 fallecidos por covid-19. La Xunta, 616. El informe que ayer presentaron los funerarios, eleva la cifra a 658. Pero en cambio, el exceso de mortalidad registado por el MoMo fue de 429, la mayoría del 21 de marzo al 10 de abril, lo que significa que 2020 se auguraba con muy baja mortalidad, si no hubiera sido por la pandemia. La mortalidad reduce el número de pensionistas La Seguridad Social también ha detectado en sus cifras el número de muertes por covid-19. El 90 por ciento de los fallecidos eran pensionistas que en su tragedia han abaratado, aunque ínfimamente, las cuentas de la tesorería de la Seguridad Social: un 0,27 por ciento en la nómina de mayo frente a la de abril. 38.500 pensiones menos, aunque hay que señalar que algunos pensionistas fallecidos cobraban más de una. Escasa fiabilidad de las fuentes oficiales y abrumadora marea de cifras sin contrastar La verdad se esconde entre una marea de cifras entre las que las fuentes oficiales parecen poco fidedignas. Una situación que no es nueva. ¿Sabemos cuántos parados hay en España? Cada mes conocemos los datos de personas apuntadas en las oficinas del INEM como demandantes de empleo. Es un dato parcial que excluye a quienes, aburridos por la escasa o nula efectividad de estar inscritos, terminan renunciando a renovar su demanda trimestral. El otro dato lo proporciona la Encuesta de la Población Activa (EPA), que se basa en una muestra que puede ser representativa pero no un fiel reflejo de la realidad. Tenemos la estimación de contagiados que revela la muestra de seroprevalencia y un registro de fallecimientos que excluye a todos los que no se les diagnosticó la enfermedad, que en las primeras semanas de la crisis, fueron mayoría porque los mecanismos de detección y diagnóstico estaban saturados. Ni siquiera la sospecha indicada en el certificado de defunción era suficiente prueba y el primer muerto por covid-19 en España se conoció 15 días después de su fallecimiento real, al practicar una necropsia, a finales de febrero, como consecuencia de un cambio de criterio en el ministerio de Sanidad a la hora de definir los protocolos ante los casos de neumonía de origen desconocido.