Crónica

SOS de los armenios gallegos

Representantes de la colonia armenia en Galicia reunidos en una cafetería de A Coruña. (Foto: Suso Arjomil)
photo_camera Representantes de la colonia armenia en Galicia reunidos en una cafetería de A Coruña. (Foto: Suso Arjomil)
La colonia armenia en Galicia, de unas 70 personas, lamenta la tibieza de la UE ante el conflicto bélico con Azerbaiyán en Artsaj, avisa del peligro de otra "limpieza étnica de Turquía" y organiza conciertos solidarios.

"Para nosostros saber que estamos haciendo algo es importante porque tenemos la sensación de que España y la Unión Europea nos ha dado la espalda ante el peligro de que Turquía vuelva a hacer una limpieza étnica en Artsaj como la que sucedió entre 1915 y 1923 y costó la vida a un millón y medio de armenios". La llamada desesperada de Eriné Vardanyan propicia el encuentro en una cafetería coruñesa con representantes de la colonia armenia en Galicia, que ronda las 70 personas. "Todos tenemos familia allí y llevamos dos semanas sin dormir por la preocupación", reconocen mientras se asoman al teléfono móvil para comprobar si el nombre de algún pariente está en el parte de bajas. 

El 27 de septiembre se reactivó el conflicto larvado desde su estallido en 1988 por el territorio irredento de Nagorno-Karabaj cuando sus dirigentes solicitaron abandonar la República Socialista Soviética de Azerbaiyán para ingresar en la República Socialista Soviética de Armenia. Renombrada como República de Artsaj en 2017, con casi la totalidad de la población armenia y cristiano ortodoxa, sigue sin reconocimiento oficial de ningún estado miembro de las Naciones Unidas. "No ha habido mayor conflicto en Europa desde la Segunda Guerra Mundial y el mundo parece no querer verlo", advierte Vahe Hambardzumyam. Tiene 42 años, es arquitecto como su hermana Eriné, y llegó a Galicia precisamente por los estragos de la anterior crisis de finales de los 80 que los armenios llamaron "los años obscuros. Azerbaiyán bloqueó el acceso al suministro energético de gas a pesar de temperaturas de menos 30 grados en invierno y de un terremoto que se había cobrado la vida de 25.000 personas. 

"Recuerdo una pintada en A Coruña cuando llegamos que decía 'Galicia e Nagorno-Karabaj a mesma loita', pero allí está en juego una manera tolerante de vivir y los valores que promulga la Unión Europea. Dicen que es una guerra religiosa y no es cierto porque hay países musulmanes que apoyan a Armenia porque es un freno a la expansión otomana. Lo que está sucediendo es malo para nostros, para Azerbaiyán y también para Europa". 

A la reunión en la que ultiman conciertos para recabar ayuda humanitaria también asisten Artak y Georgui Oganesian. El primero llegó a Galicia en 2004 por amor y es profesor de Derecho Internacional Público en el Campus de Ourense. "La gente de Armenia está determinada hacia la victoria porque no hay alternativa. Es consciente de que no sólo defienden su propia patria, sino unos valores comunes a todos nosotros, también a los gallegos. Por eso se siente traicionada al no ver una acción decidida de la Unión Europea. No se puede poner en la misma balanza al que lucha por vivir y al que amenaza con el exterminio. Estamos ante una catástrofe humanitaria. En el frente luchan abuelo, padre e hijo juntos. Conozco muchos casos y también el de chicas jóvenes. Saben que si no están en las trincheras, morirán en sus casas. Exigimos que no se repita el mismo silencio que cuando Turquía nos masacraba mientras el mundo miraba para otra parte". 

Se calcula que Armenia cuenta con 50.000 soldados desplegados y Azerbaiyán entre 150.000 y 200.00. "También dicen que los azerís han reclutado a unos 4.000 mercenarios que lucharon en Siria. Nos superan en todo, excepto en valor y eso sucede porque uno defiende su casa. Somos un pueblo que lleva mucho tiempo sufriendo por mantener el cristianismo, aunque repito que no es una guerra religiosa", añade Vahe. Sobre el papel, Armenia suma el apoyo de Rusia, pero desde la antigua república soviética se asegura que los rusos no desaprovechan el conflicto para vender armas al ejército azerí. "Como Turquía es miembro de la OTAN podría darse el caso de que España tuviese que compartir trinchera con los que defienden los atentados en Madrid del 11-M o recientemente el del Barcelona", advierte Vahe. 

Georgui Oganesian es un virtuoso del saxofón y tiene una hija gallega. Ha permacido durante los parlamentos de sus compañeros en silencio hasta que cree que es el momento de aportar otra nota: "Siempre hemos sido un pueblo pacífico que no ha pretendido imponer su cultura, sino mantener sus valores y tradiciones. A los armenios no les ha quedado más remedio que hacerse guerreros". En ese momento, Vahe y Artak recuerdan el caso de una aldea de un centenar de habitantes que aportó a las fuerzas especiales tres mariscales y un almirante. "Es cierto, pero también abunda el talento", matiza Georgui. El mundo lo disfruta, pues hay 8 millones de armenios en la diáspora frente a los cerca de tres que residen en territorio nacional. 

Ciclo de conciertos

Y todos, porque se han acostumbrado a vivir con el cuerpo en una parte y el alma en otra, asisten con inquietud a la batalla de Artsaj. Les queda el consuelo de que este reportaje pueda servir para sensibilizar a la sociedad de lo que está sucediendo en el lugar donde tuvieron que dejar el alma. El cuerpo asistirá el día 13 de noviembre a un concierto de la Orquesta de Cámara de Galicia en el Ágora de A Coruña para recaudar ayuda humanitaria. Georgui también impartirá una sesión de jazz en un escenario por definir y pretenden organizar una tercera actuación en una iglesia por su condición de cristianos ortodoxos. Pasan la angustia haciendo de exégetas de un drama que pocos quieren ver.  

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