TENTATIVA DE HOMICIDIO

El vigués acusado pide reducir la pena a lesiones por estar alterado y ebrio

Fiscalía y acusación particular reclaman 7 años de cárcel y una indemnización de casi 130.000 euros y la defensa solicita 3 meses

El vigués Ismael A.G., acusado de ser el autor de un supuesto delito de homicidio en grado de tentativa, tras herir a otro joven en el cuello al lanzarle una navaja desde un segundo piso, afirma que no era consciente de que le arrojó un arma y asegura que en el momento de los hechos estaba alterado y en estado de embriaguez.

El juicio, que fue aplazado el pasado 29 de enero al faltar un informe forense sobre las lesiones definitivas de la víctima, ha tenido lugar este martes en la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, con sede en Vigo, pero ha tenido que volver a ser aplazado hasta este viernes día 2 al no haberse presentado uno de los testigos.

Los hechos juzgados ocurrieron el pasado 8 de noviembre de 2012, cuando el acusado se encontraba asomado a la ventana de su domicilio, en la Baixada á Salgueira, desde donde mantuvo una discusión con la víctima, Enrique García, a quien insultó y amenazó de muerte, al tiempo que le tiraba varios objetos desde arriba.

Además de lanzarle dos teléfonos inalámbricos, Ismael lanzó un cuchillo de caza que impactó en el cuello del otro joven, produciéndole un corte profundo y una laceración, que obligaron a su traslado a un hospital. Tras varias intervenciones y otras pruebas, la víctima todavía padece secuelas como alteraciones del equilibrio y la marcha, síndrome de estrés postraumático y otras afecciones.

Así, la Fiscalía y la acusación particular solicitan una pena de siete años de prisión para Ismael A.G., de 30 años de edad, además de la prohibición de comunicarse y acercarse a menos de 500 metros de la víctima durante 10 años y una indemnización de 2.240 euros por los 28 días que pasó hospitalizado, 26.910 euros por 414 días impeditivos sin hospitalización y 100.000 euros por las secuelas.

Por su parte, la defensa pide reducir la condena a tres meses de prisión más el pago de la responsabilidad civil por un delito de lesiones por imprudencia grave, con eximentes de alteración psíquica por intoxicación alcohólica y el atenuante de estar en un estado emocional "alterado".

VERSIÓN DE LA DEFENSA

Según la defensa, Ismael, que llegó esposado y estuvo custodiado por dos agentes de policía, llevaba "un tiempo mal" con su compañera sentimental y Enrique y su pareja se entrometieron en la relación, al asegurarle a la novia de Ismael que éste estaba metido "en temas de drogas".

Un mes más tarde, el día del suceso, la chica rompió la relación con Ismael y le echó del piso que compartían. El joven asegura que, posteriormente, ingirió "abundantes bebidas alcohólicas" y después regresó al piso --donde ya no se encontraba la mujer-- y comenzó a romper los muebles.

Ismael se asomó a la ventana de su piso y vio a Enrique y su pareja y empezó a insultarles y a increparles para que se fueran del lugar y a arrojarle a la víctima las cosas que encontraba, entre ellas, el cuchillo de caza de 10 centímetros de hoja.

Tal y como ha manifestado, él pensó que sólo le había rozado en el hombro y, en todo caso, aseveró que no tenía "intención de lanzar una navaja ni de hacerle daño". "Sólo quería que se marchase", ha finalizado.

LA VÍCTIMA

Por su parte, Enrique ha comentado que se encontraba en la calle hablando con un hostelero cuando Ismael empezó a insultarle y a tirarle cosas a la cabeza. "Empezó a decirme que me iba a pegar unos tiros en la cabeza, que me iba a matar, y me lanzó un teléfono, luego varios cables y luego la navaja", ha explicado la víctima, que ha señalado que sólo sintió "un clavazo" e, instintivamente, se sacó el arma y empezó a sangrar "a borbotones".

Las personas que se encontraban en el bar llamaron a la policía e intentaron taponarle la herida. Poco después, llegó a la zona una patrulla policial y una ambulancia, que trasladó a Enrique hasta el hospital, donde entró en shock hipovolémico, es decir, con síntomas de estar desangrado.

A consecuencia del accidente, el hombre sufrió un infarto en el cerebelo que le produce una inestabilidad residual en la marcha y el equilibrio, una alta sensibilidad en el miembro superior derecho, la agravación de un estado depresivo previo y perjuicios estéticos --una cicatriz de siete centímetros y deambulación en su forma de caminar--.

Entre los testigos que han acudido a declarar este martes en el juicio, se han encontrado las parejas de los dos implicados en el suceso, una amiga de la novia del acusado, varios vecinos, policías, dos doctoras y los hosteleros de dos bares cercanos al lugar del suceso.

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