Hace 25 años... la revista del hombre que viene
Hace 50 años... del bombardero al monasterio
Hace 75 años... multados por darse de baja
(1) En agosto de 1861 mi padre Enrique Otero Sotelo, un muchacho, aún casi un niño de doce años, de Trasalba, se trataba en Cortegada con un mozo, de 16 ya con el bachillerato concluído, José Ojea.
Ojea, Pepito le llama su amigo, estudiaba la Minerología de Naranjo y la Química de Casares. Había estado o se disponía a marchar en el inmediato septiembre a Santiago. Y, además, excelencia entonces muy valiosa en muchachos de fina sensibilidad, aquejados y orgullosos de sus tempranos desengaños, Pepe Ojea había estado en Madrid.
Pero el tesoro humilde e incalculable para mí de cartas de mi padre al suyo, y a diferentes amigos, cartas escritas en Orense, en Trasalba, en Santiago, a los 15, a los 17. De cansado y envejecido más que viejo gustaba de contarme paseos, lecturas, tristezas, alegrías, de su primera juventud. Prefería los tiempos últimos del Instituto y los primeros de la Universidad. He leído con simpatía, procurando encontrar al hombre bajo el literato, los libros de Ojea. Gustaba el autor de 'Célticos' de la cadencia musical y aún vaporosa de la prosa y al párrafo siguiente escribía como sin duda hablaba. No se me podrías negar el derecho a suponer una conversación entre los dos. Y también me apoya y fortalece un testimonio.
Es un hermoso plano de París, construído según el método Zugenbuhler, edición de 1858, rue des Grandes Augustins. Lo adornan en los ángulos, viñetas que representan la Magdalena, las Tullerías, el Panteón y el Louvre. en el reverso, dos notas a lápiz lo sitúan en la cronología afectuosa del recuerdo: José Ojea, Madrid, agosto de 1860. Este mapa me lo regaló Pepito Ojea en los Baños de Cortegada en agosto de 1861. Y debajo, a pluma, y con abierta y generosa rúbrica, Enrique Otero Sotelo.
Los padres de Enrique Otero gustaban mucho de Ribadavia y de ambos Ribeiros en algunas de cuyas parroquias tenían amigos y parientes. Cortegada era balneario concurrido y buscado por la conversación y las excursiones dedicadas a paisajes románticos. Sobre Cortegada escribió algunas laudatorias páginas el profesor Andrey, uno de los maestros de la clásica Medicina compostelana y otras, muy efusivas sobre el Miño, el doctor Ramón Otero, en su libro de hidrologíaMédica de Galicia. Los dos amigos siguieron estudios paralelos. Ojea los de Farmacia, Otero los de medicina. Fueron ambos de gentiles figuras, atildados en el vestir, excelentes conversadores. Ninguno de los dos murió viejo, el escritor de 58 años, de 55 mi padre, muy amigo de los libros. Sólo hay memoria de dos o tres discursos suyos y de algún artículo celebrando paisajes orensanos.
París tuvo que brillar en las conversaciones, presidir y atraer en los silencios de los amigos. En las Tullerías reinaba, con extraordinario aparato, favorecido de la suerte, Napoleón III.
(O. Pedrayo, 1962)
-Sale a la calle el primer número de la revista Man con una tirada inicial de cien mil ejemplares. La revista del hombre que viene, dirigida especialmente a los nuevos yuppies.
-Nacieron en Orense: Teresa Alvarez Rivera, Soledad Marcos García y Manuel Fernández Vázquez. Se casaron: Santiago López Vidal y Carmen Gil Gil y Manuel Cachaldora Soto y Luisa Rodríguez Rodríguez.
-Un grupo de orensanos reinvindica en plena festividad de San Martín que el conocido como Puente Novísimo pase a llamarse Puente de San Martín.
-(1) Artículo de Otero Pedrayo.
-El ex suboficial estadounidense Leroy Lehman, uno de los tripulantes del avión B-29 que arrojó la primera bomba atómica sobre Hiroshima, es identificado como fraile cartujo en un monasterio del sur de Italia, donde dedica su vida a la oración después de una breve estancia en un monasterio español.
-Llegan a Moscu 1.069 niños asturianos.
Ojea, Pepito le llama su amigo, estudiaba la Minerología de Naranjo y la Química de Casares. Había estado o se disponía a marchar en el inmediato septiembre a Santiago. Y, además, excelencia entonces muy valiosa en muchachos de fina sensibilidad, aquejados y orgullosos de sus tempranos desengaños, Pepe Ojea había estado en Madrid.
Pero el tesoro humilde e incalculable para mí de cartas de mi padre al suyo, y a diferentes amigos, cartas escritas en Orense, en Trasalba, en Santiago, a los 15, a los 17. De cansado y envejecido más que viejo gustaba de contarme paseos, lecturas, tristezas, alegrías, de su primera juventud. Prefería los tiempos últimos del Instituto y los primeros de la Universidad. He leído con simpatía, procurando encontrar al hombre bajo el literato, los libros de Ojea. Gustaba el autor de 'Célticos' de la cadencia musical y aún vaporosa de la prosa y al párrafo siguiente escribía como sin duda hablaba. No se me podrías negar el derecho a suponer una conversación entre los dos. Y también me apoya y fortalece un testimonio.
Es un hermoso plano de París, construído según el método Zugenbuhler, edición de 1858, rue des Grandes Augustins. Lo adornan en los ángulos, viñetas que representan la Magdalena, las Tullerías, el Panteón y el Louvre. en el reverso, dos notas a lápiz lo sitúan en la cronología afectuosa del recuerdo: José Ojea, Madrid, agosto de 1860. Este mapa me lo regaló Pepito Ojea en los Baños de Cortegada en agosto de 1861. Y debajo, a pluma, y con abierta y generosa rúbrica, Enrique Otero Sotelo.
Los padres de Enrique Otero gustaban mucho de Ribadavia y de ambos Ribeiros en algunas de cuyas parroquias tenían amigos y parientes. Cortegada era balneario concurrido y buscado por la conversación y las excursiones dedicadas a paisajes románticos. Sobre Cortegada escribió algunas laudatorias páginas el profesor Andrey, uno de los maestros de la clásica Medicina compostelana y otras, muy efusivas sobre el Miño, el doctor Ramón Otero, en su libro de hidrologíaMédica de Galicia. Los dos amigos siguieron estudios paralelos. Ojea los de Farmacia, Otero los de medicina. Fueron ambos de gentiles figuras, atildados en el vestir, excelentes conversadores. Ninguno de los dos murió viejo, el escritor de 58 años, de 55 mi padre, muy amigo de los libros. Sólo hay memoria de dos o tres discursos suyos y de algún artículo celebrando paisajes orensanos.
París tuvo que brillar en las conversaciones, presidir y atraer en los silencios de los amigos. En las Tullerías reinaba, con extraordinario aparato, favorecido de la suerte, Napoleón III.
(O. Pedrayo, 1962)
Hace 25 años... la revista del hombre que viene
La comunidad de vecinos de la Torre de Orense, con su presidenta Encarna Fernández a la cabeza, hace un llamamiento a los nuevos propietarios del hotel San Martín para que tomen medidas respecto a la seguridad del edificio en materia de incendios: construida hace casi 25 años, la Torre carece de las medidas más elementales para atajar un posible incendio (los pisos altos no se podrían evacuar, la escalera de bomberos solo llega al sexto piso, no hay escaleras exteriores, etc.). Unas cincuenta familias, entre apartamentos y viviendas, además de las personas alojadas en el hotel, diversas oficinas y la Escuela de secretarias hacen que más de 500 personas se muevan diariamente por el edificio.-Sale a la calle el primer número de la revista Man con una tirada inicial de cien mil ejemplares. La revista del hombre que viene, dirigida especialmente a los nuevos yuppies.
Hace 50 años... del bombardero al monasterio
El Centro Gallego de Madrid nombra a don Vicente Risco como presidente de mérito.-Nacieron en Orense: Teresa Alvarez Rivera, Soledad Marcos García y Manuel Fernández Vázquez. Se casaron: Santiago López Vidal y Carmen Gil Gil y Manuel Cachaldora Soto y Luisa Rodríguez Rodríguez.
-Un grupo de orensanos reinvindica en plena festividad de San Martín que el conocido como Puente Novísimo pase a llamarse Puente de San Martín.
-(1) Artículo de Otero Pedrayo.
-El ex suboficial estadounidense Leroy Lehman, uno de los tripulantes del avión B-29 que arrojó la primera bomba atómica sobre Hiroshima, es identificado como fraile cartujo en un monasterio del sur de Italia, donde dedica su vida a la oración después de una breve estancia en un monasterio español.
Hace 75 años... multados por darse de baja
El Gobernador Militar de esta plaza impuso las siguientes multas: 2.000 pesetas a Antonio Rodríguez de Celanova por haberse dado de baja en la ficha Azul de Falange, a la que estaba suscrito con 0,50 céntimos, alegando que debido a sus muchas cargas económicas no puede seguir contribuyendo cuando en realidad posee un capital de elevada consideración; 5.000 pesetas a don José Reza, secretario del Ayuntamiento de Celanova, por la misma razón que el anterior y ser su posición económica aun más desahogada; 50 pesetas a las hermanas María y Berta Martínez Durango, vecinas de Bande, por no admitir el emblema de Auxilio Social de Falange; 2.000 pesetas a don Julio García, cura párroco de Castro Caldelas, por calificar de injusta y arbitraria una sanción impuesta por este Gobierno Militar a un convecino suyo.-Llegan a Moscu 1.069 niños asturianos.
