Alberto Cacharrón, pasión por el reto

Lleva meses preparando la que sin lugar a dudas será la gran epopeya del Xacobeo 21. Peregrinar a Compostela desde La Antártida. Alrededor de 18.000 kilómetros que comienzan en la base española Gabriel de Castilla en la Isla Decepción, 63 grados al sur del Ecuador. Barco y bicicleta van a ser los medios de transporte con los que Alberto Cacharrón (Montederramo, 1962) desarrolle esta gesta en solitario y que viene precedida por el recorrido, también en bicicleta de los seis caminos que existen a Santiago. Apasionado de la bicicleta y la montaña ha conjugado estas prácticas deportivas desde muy joven con su actividad profesional, en el sector financiero, hasta que en el pasado mes de enero decidió prejubilarse, para entregarse de lleno a ellas. 1. Su primer camino a Compostela en bicicleta fue en 2008, con 46 años. ¿estamos ante una vocación tardía en la práctica del deporte? Yo siempre hice deporte. Practicaba muchos deportes pero a lo largo de mi vida me fui centrando en dos: La bicicleta y la montaña fueron siempre mis grandes pasiones, al margen de que la bicicleta te sirve para prepararte para la montaña. La bicicleta en competiciones, como aficionado, pero desde siempre, para federados de Mountain bike y carretera. De repente unos amigos me dicen de hacer el camino de Santiago y nos ponemos a ello con idea de salir el 12 de octubre de 2008. Días antes me encontré que por unas u otras razones, mis amigos se fueron descolgando del proyecto y acabé haciéndolo yo solo, en nueve días. 2. ¡Menudo ritmo! ¿Qué media hacía por día? Fueron 92 kilómetros de media diaria. Estaba acostumbrado a la competición. La verdad es que ahora me doy cuenta de que si hubiera ido con más calma lo habría disfrutado más. Llegué a Santiago un día a las doce menos cuarto de la noche. Me gustó tanto la experiencia que me dije. Voy a hacerlos todos. 3. ¿Los siguientes con más disfrute? Como me gusta mucho la historia empecé a ilustrarme sobre cada uno de ellos. El del Norte, el Inglés, el Portugués, la Vía de la Plata y el Primitivo, que es el más corto y el más complicado porque tiene muchos puertos muy duros, sobre todo el Puerto de Palo que, te juro que fue la primera vez en mi vida que tiré con la bicicleta. 4. ¿Y después? Cuando acabé el último camino empecé con las grandes rutas de ciclo turismo por Europa. Seguí con la competición en la categoría de más de 50 años y el ciclo turismo y la montaña. De manera que un año realizo una ruta en bicicleta al siguiente una de montaña. 5. ¿Cuáles han sido los principales itinerarios en bicicleta? Hice las Tierras Altas de Islandia, con un compañero. Por cierto ahí estuvimos a punto de morir porque nos pilló una tormenta terrible. Nos salvó que nos encontró un ingeniero. Recorrí Cornualles, siguiendo el ciclo de las leyendas artúricas, en la línea que comentaba antes cuando decía que antes de salir en ruta me ilustraba sobre cada camino y así podía meterme mejor en esa experiencia. Recuerdo que con el camino Primitivo, había leído la peregrinación de Alfonso II el Casto y me sentí identificado con aquel viaje de hace más de mil doscientos años. También hice un recorrido por la costa Báltica, pasando por Lituania, Letonia, Estonia, la Rusia Báltica y Finlandia. 6. ¿Y la montaña? Quería ser alpinista, andinista e himalayista. Y empecé con el Himalaya en un viaje en el que fuimos al reino prohibido de Mustang, en la frontera con el Tibet y aquel fue el viaje mas heavy que hice en mi vida, el último tramo en una avioneta destartalada que pasaba entre el Annapurna y el Dhaulagiri, cuyas cimas estaban miles de metros por encima de su vuelo. Piensa que las avionetas vuelan a 5.000 metros de altitud y esos son ochomiles y subimos al campo base del Annapurna. Lo segundo fue ir al Aconcagua y nos quedamos a muy poquito de la cima porque entró una tormenta que nos impidió llegar. 7. ¿No le dio pena quedarse a las puertas de la cima? Esa es la gran diferencia que existe entre el montañismo aficionado y el profesional. Los profesionales pueden esperar a que el tiempo aclare, un mes o lo que haga falta. Nosotros siempre vamos con tiempo limitado, porque hay que volver al trabajo. Me volvió a suceder en los Alpes. Queríamos ir al Mont Blanc y tras varias intentonas nos fue imposible porque estaba cerrado. Las autoridades, ahí cierran en caso de mal tiempo porque ha habido demasiadas muertes. Así que terminamos yendo a los Alpes Italianos a escalar el Gran Paradiso, que es algo más bajo, 4.200 metros, pero es una montaña con un final muy técnico y así fue. 8. De su experiencia como peregrino salió uno de sus libros “Crónicas de un bicigrino”, en el que hago una guía para iniciados en los caminos a Santiago. Pero mi itención era no cerrar ahí el ciclo como bicigrino sino realizar una peregrinación en bicicleta por los tres grandes centros de peregrinación: Santiago, Roma y Jerusalén. Pero la guerra de Siria frutró, de momento el proyecto. 9. ¿Y cómo surgió el camino desde la Antartida? A través de un capitán del Ejército de Tierra, que me comentó el proyecto que tenían de señalizar una ruta xacobea desde la base española del Ejército de Tierra en la Antártida, la base Gabriel de Castilla en la isla Decepción. Se coloca un cruceiro en Ushuaia y yo hago una gesión con Escotet para Abanca coloque otro en Buenos Aires, que así se hace, llevándolo en el “Hespérides”. Un cruceiro de 5 metros realizado por canteros de Pontevedra. El tema quedó parado y ahora he vuelto a reactivar el proyecto de manera que señalicemos con cruceiros desde la Isla Decepción hasta Montevideo con miliarios intermedios que ya diseñó el escultor Cándido Pazos. Ahora estoy buscando socios que apoyen este proyecto cuya idea partió de la base Gabriel de Castilla. Creo que ya cuento con Abanca, el Consorcio del Xacobeo imagino que también se interesará y luego otros mecenas y patrocinadores que entren en él para dejar señalizado el que será, sin dudas, el camino a Compostela más largo del planeta. 10. Y su plan es realizarlo ¿Cuándo? ¿Cómo? Mi plan es realizarlo el año que viene, el Xacobeo 21, al comienzo del verano austral desde la Base Gabriel de Castilla, en solitario. Subir a Uhuaia en barco, luego hacer en bicicleta los tres mil y pico kilómetros que hay hasta Montevideo, subir a un carguero en su puerto para cruzar el Atlántico hasta Lisboa y hacer de nuevo los últimos seiscientos kilómetros en bicicleta desde Lisboa hasta Santiago. Espero que con esta iniciativa pueda contribuir a materializar esa magnífica idea de la base española en la Antártida y a engrandecer los caminos a Compostela.