PANTALLAS

"Alpha"

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photo_camera Un cartel de la película.

La historia del origen del primer perro y su relación con los humanos da lugar a una película familiar con una excelente puesta en escena en espacios naturales

Durante el mes de agosto muchas distribuidoras aprovechan la escasez de estrenos para estrenar proyectos e iniciativas diferentes, que difícilmente tendrían espacio en la programación de invierno, o películas que bajo una premisa simple pero efectiva tienen como objetivo entretener al espectador. “Alpha” forma parte de este segundo grupo, con una historia sensilla pero enternecedora por momentos, contando el inicio de una amistad tan profunda y leal como la del primer encuentro entre el ser humano y el perro, a la postre el mejor amigo del hombre.

La película relata cómo en mitad de una cacería con un grupo de élite de su tribu, un joven es herido y dado por muerto. Éste, al despertar, deberá aprender a sobrevivir y abrirse camino ante la dura y cruel naturaleza. Acompañado de un lobo abandonado por su manada, deberán aprender a confiar el uno en el otro, convertirse en aliados y superar los innumerables peligros para encontrar el camino a casa antes de que llegue el letal invierno.

El gran atractivo de la película, más allá de su sencillo acercamiento al espectador, está en la gran puesta en escena y los paisajes, una ambientación que es posible gracias a su rodaje en espacios naturales de Vancouver y una parte final que tuvo como set las impresionantes zonas heladas de Islandia.

Sin otra finalidad más que la de entretener, “Alpha” cumple sobradamente su objetivo, siendo una película familiar nada pretenciosa, que incluso respira el espíritu de producciones clásicas de Disney en la que se potencian valores como la lealtad, el esfuerzo, el sacrificio y la fuerza de voluntad para conseguir la felicidad.

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