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Amsterdam: canales, flores y patrimonio

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photo_camera Canal de Amsterdam.

Una visita obligada es la Casa de Ana Frank, donde se puede conocer la conmovedora historia de las familias que se ocultaron entre sus paredes para escapar de la persecución nazi.

Desde siempre Amsterdam ha sido un bullicioso centro de comercial, una ciudad que ha dado la bienvenida a otras culturas con los brazos abiertos y que recibe cada año a miles de turistas deseosos de conocer su historia, su patrimonio y su ocio. 
Para descubrir toda su esencia, un buen punto de partida puede ser la Plaza Dam, donde hay algunos edificios históricos entre los que destaca el Palacio Real. Cruzando el canal por la Calle Damstraat se llega hasta el pintoresco Barrio Rojo, donde se puede pasear por las calles iluminadas por las luces de neón, mientras las mujeres situadas en los escaparates ofrecen sus servicios. El Barrio Rojo está repleto de Coffee Shops, bares en los que está legalizada la venta y el consumo de marihuana pero que, curiosamente, no ofrecen alcohol.

Una visita obligada es la Casa de Ana Frank, donde se puede conocer la conmovedora historia de las familias que se ocultaron entre sus paredes para escapar de la persecución nazi. Tras recorrer la casa, siguiendo la calle Prinsengracht se llega hasta la Iglesia Westerkerk donde, desde su torre se puede disfrutar de las mejores vistas de la ciudad.

En la Estación Central se pueden tomar alguno de los barcos que recorren los canales de Ámsterdam, una forma de ver la ciudad desde una perspectiva especial. Después del paseo en barco se puede llegar hasta Oude Kerk, una iglesia construida en 1302 que se conserva como el edificio más antiguo de la ciudad, el sorprendente Museo Amstelkring, que esconde una iglesia clandestina.

El Museo Rembrandt, ubicado en la casa en la que vivió el artista, el Museo Van Gogh en el que los visitantes descubrirán el intrigante mundo en el que se encontraba inmerso el pintor y el Rijksmuseum, uno de los mejores museos de Holanda, famoso por su impresionante colección de cuadros del Siglo de Oro holandés, son tres puntos que los amantes del arte no pueden obviar.

El colorido Mercado de las Flores es un buen lugar para pasear y descubrir tras el que se puede visitar la Plaza Spui, un lugar ideal para tomar un café, leer un libro o disfrutar de la tranquilidad del barrio. Antes de abandonar la zona conviene adentrarse durante unos momentos en el agradable Begijnhof, un conjunto de casas elegantes que se creó en 1346 para acoger la hermandad de las beguinas.

Dar un paseo por Vondelpark, un agradable espacio verde habitado por cientos de especies vegetales y animales, o visitar la Heineken Experience, un recorrido a través de la historia y el proceso de fabricación de la famosa cerveza, son dos opciones más para descubrir la esencia de Amsterdam.

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