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El auge del atún rojo y los defraudadores

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No hay atún a precio de faneca, ni buey a precio de ternera, ni camarones a precio de berberechos

No era muy consumido por estos pagos hasta que el boom de la cocina asiática, especialmente la japonesa, lo lanzó al protagonismo de tatakis, sashimis y otras elaboraciones. El atún rojo es, tal vez una de las especies más acosadas por la piratería. Se calcula que el 60 por ciento de las capturas son ilegales. La acción fraudulenta, se está destapando estos días, se ha extendido a su manipulación en tierra, con el uso de conservantes y colorantes no autorizados y la utilización de lomos de atún descongelado cuyo uso no estaba indicado para el consumo en fresco, en la distribución a minoristas de alimentación tanto para España como para el resto de Europa. El fraude del atún rojo que ha sido coloreado con remolacha para darle un maquillaje de frescura pone sobre la mesa  una vez más, uno de los problemas que más preocupa a consumidores y autoridades: la transparencia informativa sobre el origen y el recorrido de los alimentos.

Vender descongelado por fresco, especies similares por las que son más caras, o romper la cadena de conservación. La solución, desconfiar de lo extremadamente barato. No hay atún a precio de faneca, ni buey a precio de ternera, ni camarones a precio de berberechos. Los precios pueden fluctuar, pero nadie ata perros con longanizas.

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