Big Bang, el Ribeiro primigenio de Pablo Vidal

Mientras la misión Perseverance escruta en la superficie de Marte a la busca de vestigios de una vida pasada, Pablo Vidal nos lleva, nada menos que a los primeros minutos de vida del Universo, al Big Bang. Así se llama su nuevo vino y tal nombre no es casual, sino una metáfora que traspone ese momento primordial de la Astrofísica al mundo más cercano y terrenal del vino del Ribeiro. En el principio, el big bang enológico del primer vino gallego, era el tiempo de un tinto elaborado con las que Pablo Vidal define como variedades primigenias: Caíño longo, Sousón, Brancellao y Ferrón. “Si nos remontamos a los vinos históricos en Galicia no encontraremos Mencía, que es una variedad que ahora está completamente integrada en nuestro paisaje tanto del cultivo como de los vinos, pero es tan foránea como la Garnacha tintorera”, explica Pablo quien apunta que entre aquellas uvas que forjaron el vino que tanta fama le dio al Ribeiro en el mundo hace siglos, seguramente estaba la Caíño, que maduraba sin perder acidez. Y de entre las muchas caíños que había, seguramente la preferida era la Caíño longo, “porque su racimo largo y suelto permitía que hubiese una mayor aireación entre los granos y eso la hacía más resistente a enfermedades criptogámicas y maduraba mejor”. Big Bang es un polivarietal con un 35 por ciento de Caíño longo, que comparte ensamblaje con Sousón, Brancellao y Ferrón, todas ellas grandes variedades tintas con una larga historia en el Ribeiro. La combinación de cada una de ellas, en sus respectivas proporciones aportan al vino cualidades que suman las características aromáticas y gustativas en las que hay una importante carga frutal. La crianza, de 12 meses en barricas no aporta más madera que la estrictamente necesaria, para que el aroma y sabor originarios del vino no se vean trastocados. Por eso emplea barricas de 500 litros, usadas, de tostados ligeros y realiza una crianza con las lías finas pero sin un batonnage programado. Las primeras 1.600 botellas que saldrán al mercado, previsiblemente dentro de cuatro o seis semanas, están elaboradas con la cosecha de 2019, tras una pausada maduración de 17 meses en bodega, en depósitos, en barricas y en botella. Sigue la línea de los vinos de guarda que elabora Pablo Vidal. Todavía no puedo aportar características de su cata porque sigue siendo un vino inédito. Pero si nos atenemos a los precedentes de los cuatro anteriores, será sin lugar dudas, uno de los grandes descubrimientos de 2021.