LA REVISTA

Billie Holiday, extraño fruto (2)

Algunos de los mejores músicos de la historia del jazz acompañaron a la novedosa jazzwoman

El Blues es sentimiento y vida. La de Billie Holiday (7 abril de 1915, Filadelfia-17 julio 1959, Nueva York) fue todo eso y más. Demasiada vida vivida en los 44 años que apunta su biografía, oscura y fabulada, como dejó apuntada la artista en “Lady sings the blues”, la autobiografía dictada de Willian Dufty. 


BillieHCarlvanHechten_zps11e63b47 (1)Su madre, Sadie Fagan, tenía 15 años cuando nació Billie; su padre, Clarence Holliday, guitarrista en la orquesta de Fletcher Henderson, 15. Quien reconoció la paternidad pero su relación fue lo más parecido a inexistente. De padres jóvenes e irresponsables la infancia de Billie fue una extraña lotería en manos de parientes de dudosa reputación donde era alojada, en uno de aquellos abandonos intencionados la niña fue violada.

En 1927, madre e hija se mudan a Brooklyn, Billie, físicamente muy desarrollada, se atreve con todo, hasta con la prostitución. Ayudaba a la madre en las tareas domésticas, cuidaba niños y ejercía de palanganera en el club de la esquina. Fue allí donde entró en contacto con la magia que arropaban sus genes. Louis Armstrong, Bessie Smith sonaban en las gramola de aquellos locales de amor mediado.

Ella soñaba con ser como ellos, eso, y el haber estado internada en instituciones católicas, alejadas de las elucibraciones emocionales del gospel, le promocionaron a su forma de interpretar una dicción moderada y nítida, que dieron forma a su estilo visible desde el primer momento. Por ello cuando el productor John Hammond la popularizó la artista ya venía rodada después de tocar por numerosos clubs del Harlem.

Your Mother's Son-In-Law (1933) junto a músicos encabezados por Benny Goodman, sería su primer disco. Columbia, Brunswick, Vocalion (1933-1940), sus primeras discográficas; algunos de los mejores músicos de la historia del jazz, Ben Webster, Benny Goodman, Roy Eldridge, Johnny Hodges acompañaron a la novedosa jazzwoman, quien trataba que su sonido vocal inconfundible, de una tesitura vocal limitada a una sola octava, quedara compensada a base de expresividad, emotividad a raudales, y un sentido del ritmo tripulado a golpe de swing. Lester Young, Count Basie, Artie Shaw la convertirían en leyenda. Todo avanzaba a propulsión de no ser por la heroína y otros golpes que harían de su vida una melodía triste. 

Te puede interesar