segunda oportuinidad para "la ciencia de matar", el episodio con peores críticas de la tercera temporada
¡¡ALERTA SPOILER!!
ESTA SEMANA queremos revisionar el quinto capítulo de la última temporada de la serie de Charlie Broker, Black Mirror. Es sin duda el peor situado en el raking de episodios y esta temporada ha sido el más obviado y criticado entre los fans. Sin embargo, a veces, con un segundo o tercer visionado, las opiniones cambian.
La ciencia de matar es el quinto capítulo de la tercera temporada de la serie, el guion pertenece al creador Charlie Broker y su dirección corrió a cargo de Jacob Verbruggen, un polifácetico director que ya se había encargado de dirigir otros episodios de series tan dispares como House of Cards (Beau Willimon, 2013-actualidad), o The Fall (Allan Cubitt, 2013-2016). El argumento gira en torno a un soldado conocido como Stripe (Malachi Kirby) que sale por primera vez al campo de batalla para enfrentarse con un grupo de lo que parecen ser mutantes de rostros terroríficos.
Lo curioso del episodio no son las armas, que no reflejan ninguna especialidad futurista, ni la forma de actuar de los soldados -siempre fría e insensible- sino la nueva incorporación al uniforme, la tecnología en las retinas.
La primera crítica que se le hace al episodio es su protagonista; parece que no nos dice nada, ni empatizamos ni sufrimos con él. Es cierto, pero solo al principio. ¿Es posible no empatizar con Stripe cuando comienza a entender la realidad? Y es que la realidad es la ciencia de matar empleada en esta ficción, una manera indolora de enfrentarte a la guerra, una fórmula de inmoralidad ante el asesinato del civil. Stripe descubre la verdad de los mutantes a los que debe enfrentarse, rostros horribles y deformados por un dispositivo electrónico que oculta la verdad, acaba con el sentimiento de culpa, el olor de la sangre y los desgarradores gritos de la muerte.
¿Qué se oculta detras de la máscara? Una matanza de gente infectada, pero ¿infectada por qué? Por la pobreza y la impureza de la clase baja. Otra crítica al episodio es su duración, casi una superproducción bélica que se hace extremadamente larga, pero tal vez si nos preocupamos más de lo que está escondido, menos del tiempo y sepamos ver este relato hipermoderno no como bélico, sino como la crueldad humana que se perfecciona con el tiempo y se sirve de las nuevas tecnologías, veremos un relato sobre la deshumanización contemporánea de la muerte, que tan presente e ignorada sigue estando en nuestra vida cotidiana.
