GASTRONOMÍA

Una de cal y otra de arena, con vistas a la estación

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La dirección del restaurante es Marqués de Viana, 5, en Salvaterra de Miño

Ya saben los lectores de esta sección mi querencia por el ambiente ferroviario, incluso en el terreno gastronómico. Me ha dado mucha pena el cierre de el único restaurante de estación en el mundo con una estrella Michelín, que era el de Cambre, lo cual pone de manifiesto que esos entornos no están frecuentados por gentes de buen comer, o simplemente de comer, sino que la cosa es subir y bajar del tren.

El que traigo hoy a colación no es una cantina de estación ni un restaurante dentro del recinto de una, sino un bar tapería que existe justo frente a la estación de Salvaterra de Miño.

Se trata de un local sencillo, de ambiente muy familiar tanto en el trato como en la cocina. Tiene un espacio que hace de comedor y bar y una terraza trasera con vistas a la fortaleza. Lo suyo es tomar allí tapas y vinos del Condado, y esa fue la razón de mi primera visita, de la que salí tan satisfecho que volví otra vez más. En la segunda, en cambio, no tuve tanta suerte a la hora de elegir mis tapas. Los calamares eran de esos que se compran a granel en una tienda de congelados, y que no se sabe si son calamares, pota o cualquier otro pariente del cefalópodo. Los callos, sin estar en el top ten, que un día de estos tendré que publicar, podían pasar. Pero lo que más me defraudó fue el vino. Si la primera vez me pareció un Condado canónico, de esos que se recuerdan y hacen que quieras volver al lugar en el que lo bebes, el de esta segunda ocasión me resultó flojo, algo insulso. ¿Sería cosa de la cosecha que ese año fue mala? Todo es posible.

Así que mi opinión es contradictoria entre un día satisfactorio y otro regular. En cuanto al servicio bueno y el precio, normal. Tendré que volver otra vez para jugar el desempate.

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