EN PORTADA

O Carballiño cumple dos siglos de historia termal en plena renovación

Incluso antes que por su pulpo, O Carballiño fue reconocido internacionalmente por sus aguas minerales. El 29 de junio de 1816 eran declaradas de utilidad pública.

El Carlsbad gallego como lo anunciaba la publicidad de principios del siglo XX, había nacido como establecimiento oficial al principio del verano que no existió, en el año de más hambruna de Europa. Tras las guerras napoleónicas, que habían arrasado muchos campos, la manta de ceniza que cubría la Tierra tras la erupción del Tambora el año anterior había convertido 1816 en un invierno constante, en el que se echaron a perder las cosechas de todos los cereales, frutas incluso del vino y la patata. Pero ese accidentado comienzo no quebraría una historia que le iría haciando ganar cada vez más clientela.

Un balneario era una bendición para una localidad, porque la declaración de utilidad pública obligaba a atender de manera gratuita a los pobres de solemnidad. Y eso aseguraba que en O Carballiño, ningún vecino, aunque careciese de recursos, se quedaba sin pasar por la consulta del médico del establecimiento. 
Su fama atrajo también a enfermos de los alrededores y de viajeros de otras tierras. La hospitalidad con la que eran tratados llamó la atención de Pedro María Rúbio, el médico personal de la reina regente, viuda de Fernando VII y madre de Isabel II, que en su tratado sobre las aguas minerales de España, publicado en 1853 se refiere a O Carballiño como una villa de “buena sociedad, abundantes alimentos y de buena calidad, rico pan, carnes saladas y frescas, delicadas pavías y un exquisito vino de la ribera del Avia y del Miño, y del que llaman tostado”.

Sus instalaciones son modestas durante el siglo XIX, hasta que en 1900 es inaugurado el edificio actual, obra del arquitecto Daniel Vázquez Gulías. Destaca por la sobriedad y elegancia de sus líneas, articuladas a partir de un lucernario central, desde el que se extiende la galería de baños. Gulías estrena aquí su arquitectura termal que luego irá evolucionando con sus proyectos de Verín y La Toja.

A diferencia de la mayoría del resto de los establecimientos termales, es un balneario sin hotel, gracias a lo cual O Carballiño se convirtió en la primera villa termal en el sentido mas amplio del concepto, una villa que sobrevivió al declive termal que vivieron la mayoría de sus contemporáneos en las décadas de 1960 y 1970 y que ahora inicia una segunda edad de oro.

Te puede interesar