"Que se cuente lo que ocurrió, que tengamos la ocasión de relatar, en base a documentación histórica, los hechos más relevantes de nuestra historia reciente, supone dar pasos positivos"
El escritor y periodista Carlos Fonseca rebate a quienes recurren al argumento de que investigar sobre la Guerra Civil y el franquismo contribuye a "reabrir heridas" y sostiene que lo que hace es justo lo contrario, "ayuda a cicatrizarlas". Imbuido en la presentación de su último libro, 'Mañana cuando me maten' (La Esfera de los Libros), sobre las últimas ejecuciones del franquismo, de las que se cumplen 40 años, Fonseca señala en una entrevista con Efe que quedan muchos episodios históricos por indagar y hacer una "labor divulgativa" de los mismos.
"Que se cuente lo que ocurrió, que tengamos la ocasión de relatar, en base a documentación histórica, los hechos más relevantes de nuestra historia reciente, supone dar pasos positivos. No le veo ningún peligro", aduce.
Fonseca, autor de 'Trece Rosas Rojas', llevada al cine por Emilio Martínez Lázaro en una cinta que ganó cuatro premios Goya, asegura no entender a quienes se "autoimponen el olvido y las versiones oficiales" y defiende que "no hay nada que no deba ser conocido".
Asegura que durante la labor de investigación que ha realizado en los diferentes libros que ha escrito sobre la materia "nunca" ha detectado "voluntad de revancha" ni "ánimo de venganza" entre quienes ha entrevistado.
Es también el caso de 'Mañana cuando me maten', con el que no intenta que se haga justicia ni un ejercicio de revisión histórica -"no soy tan pretencioso", dice-; "solo contar un episodio bastante desconocido. Ni más ni menos".
El libro toma el título de las primeras líneas de la carta que le escribió Xosé Humberto Baena a sus padres en la víspera de su ejecución, preocupado por si no tenían tiempo de viajar desde Vigo a Madrid para despedirse.
Baena fue junto con el también gallego José Luis Sánchez-Bravo y Ramón García Sanz, todos ellos militantes del Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP), y Jon Paredes, 'Txiki', y Ángel Otaegui, de ETA, los últimos ejecutados del régimen franquista en la madrugada del 27 de septiembre de 1975.
Fonseca señala que las sentencias "estaban prácticamente dictadas de antemano", que a los acusados se les arrancaron confesiones con "torturas" y que a los abogados de la defensa se les "hurtaron" pruebas, cuando no se "manipularon".
Esto sucedió en España hace cuarenta años, que "son muchos" si se miran con perspectiva, aunque quizá "no tantos cuando hablamos de historia", matiza Fonseca, que incide en que quienes nacieron tras la muerte de Franco tienen, en el mejor de los casos, referencias "bastante vagas" del mismo.
No resultó sencillo el trabajo de documentación del que bebe 'Mañana cuando me maten', ya que, según relata su autor, existe un "enorme problema" con los archivos históricos militares.
