La carta es generosa en carnes, tanto de cerdo como de ternera, pero variada también en otro tipo de platos.
En la nada comercial calle de Vía Norte, se encuentra este restaurante que ya tiene su veteranía. Con el nombre, se lo puede imaginar el lector, su carta es un homenaje a la carne de cerdo. Pero no es su único valor. La carta es generosa en carnes, tanto de cerdo como de ternera, pero variada también en otro tipo de platos.
El local, más que amplio tiene el espacio muy bien aprovechado. Con dos niveles, en la parte superior hay un comedor que parece más apropiado para comidas o cenas de grupo y el principal cuenta con mesas para cuatro o seis comensales. Limpio, con buena acústica, de modo que el ruido no es molesto ni siquiera cuando está lleno, no sales de allí oliendo a comida y cuenta con una decoración rústica y agradable.
El menú del día, por 10,50 euros, permite escoger entre cinco primeros y otros tantos segundos. Incluye bebida, posstre, pan y café y, siempre compagina vegetales, carne y pescado para que el comensal tenga para elegir comidas más ligeras o más contundentes.
En esta ocasión repetí el primero, ya había estado otras veces, y tomé sopa. He de decir que de todas las sopas que he tomado fuera de casa, tengo mis dudas entre esta y a del Hostal La Viuda de Trives sobre cual de las dos es la más rica.
De segundo tomé una brocheta de carne que venía muy bien presentada, con una guarnición vegetal y su apariencia, en verdad, hacía justicia al sabor y el punto de la carne que estaba perfecto. Si a esto le añadimos un servicio atento y rápido nos encontramos con un restaurante con una cocina sencilla y bien elaborada, una relacón entre calidad y precio muy bien equilibrada y un espacio cómodo.
