Cuando la moda escapa a la razón

El debut del nuevo director creativo de Burberry nos ha dejado un complemento sorprendente: la bolsa de agua caliente. Antes que él, otras grandes firmas de pasarela propusieron tendencias que completan una lista de carísimos antejos en los que la moda se olvidó de aplicar la lógica

¿Eso es moda?

Que todo es posible encima de una pasarela está claro. La historia de la moda ha demostrado que el más difícil todavía no solo se aplica al mundo del circo, sino que los diseñadores tratan de superarse en cada temporada con propuestas que en algunos casos rozan, sino lo absurdo, por lo menos sí plantean la duda de hasta qué punto los consumidores somos capaces de tragar tendencias sin pensar. 

Viene a colación este asunto tras el debut de Daniel Lee como nuevo director creativo de Burberry. Sobre la pasarela de la Semana de la Moda de Londres, el nuevo fichaje de la icónica marca del estampado de cuadros subió una propuesta en la que apostó por reinventar los clásicos de la firma inglesa. La sorpresa del desfile la portaban en sus brazos muchas de las modelos, que lucían como complemento una bolsa de agua caliente. Sí, de esas que utilizábamos para calentar la cama. ¿Alegoría a la actual crisis de los combustibles? ¿Nacimiento de una tendencia? Solo el tiempo dirá si la propuesta acaba siendo adoptada por las grandes cadenas que visten a las calles. Por ahora, sirve como punto de partida para analizar otras modas muy absurdas que supusieron millones de euros de beneficios para sus mentes pensantes.

Balenciaga, rey de la locura

Lejos queda ya la sofisticada y refinada elegancia que convirtió al modista vasco Cristóbal Balenciaga en uno de los más grandes de la historia de la moda. Tras años de compras y ventas, el 2013 supuso el punto de inflexión de la firma, establecida en París. Con Nicolás Ghesquiere al frente, el apellido de Getaria volvía a resonar en la industria relanzando nuevas siluetas y sirviendo de telón de fondo para apostar por nuevos horizontes futuros que han ido dando mucho que hablar. 

Desde una zapatillas bautizadas como “ugly” y completamente destrozadas hasta la locura de este pasado verano con un utensilio que casi todos tenemos en casa, son muchas las tendencias de la marca que han sido calificadas como “tomadura de pelo”. 

Aquellos “ugly” zapatos, la pesadilla de cualquier madre, costaban más que el salario mínimo español. A 1.450 euros ascendían unas zapatillas rotas y sucias, el doble del complemento azul al que le quedaba muy grande el nombre de pulsera lanzado este verano y que no era más que una brida -de las de apretar cables- que rondaba los 600 euros. 

Precios desorbitados

Aunque Balenciaga se queda solo a la hora de lanzar productos con un precio cuestionable, son muchas las marcas que han caído en lo absurdo de tendencias que poco más argumento tienen que el de presumir de poder adquisitivo de quien las porta. 

Una correa de bolso por 1.250 euros -sin el bolso incorporado- o fundas para el teléfono por más de 700 son algunos de las “caprichos” de Dior. Chanel, por su parte, lanzó un llavero de 1.000 euros o una goma de pelo de más de 300. 

La peonza de 160 euros de Louis Vuitton, la alfombra para el baño de 290 euros de Versace, los calcetines de 500 euros de Dolce&Gabbana o el clip para agrupar billetes de Saint Laurent de 145 euros -vale más que el efectivo de muchos- completan esta lista de carísimos antojos.

Y no nos olvidemos de la bolsa de Farfetch para ir al mercado por 1.500 euros… 

Cuando la lógica desaparece

En la moda muchas veces reina el imperio de la locura. Es por eso que algunos queremos ver detrás de estas tendencias experimentos más sociológicos que estilísticos. Los años 2000 están de vuelta en las tiendas. Es buen momento para recordar cómo se nos fue de las manos lo de incorporar algún roto a los pantalones vaqueros. Tanto se fue que no tardó en hacerse viral uno que tan solo contaba con cintura, tobillos y las dos costuras laterales. Nada por delante, nada por detrás. 

Otra tendencia que se escapa a la lógica es la de los zapatos de plástico transparentes. Era verano de 2018 y las hermanas Kardashian encabezaban una moda que afortunadamente no llegó a triunfar demasiado. El sudor acumulado, la falta de transpirabilidad del material y sus posibles consecuencias podológicas pusieron un poco de cordura en el asunto.

Todo ello nos lleva a preguntarnos hasta qué punto consumimos moda de manera consciente o hasta qué punto estamos dispuestos a vestir sin lógica solo por destacar. Está claro que la ley de la oferta y la demanda impera en esta cuestión y que el precio a pagar por ser los más “fashion” sale realmente caro. Por si acaso, es buen momento para rebuscar en el trastero la bolsa de agua caliente. Puede que el próximo invierno lo más “in” sea llevar una bajo el brazo…

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