ARQUEOLOGÍA

Egipto antes de Egipto, la misteriosa Dinastía Cero

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Oficialmente Egipto se da por iniciado como país en torno al año 3100 antes de Cristo con el primer rey unificador, llamado Narmer o Nemes. Pero ahora se ha descubierto que antes hubo otros soberanos poderosos, la llamada Dinastía Cero, que podrían cambiar la historia del mundo.

Una excavación realizada hace unos años en el entorno de Abbydos, el templo dedicado al Dios Osiris, el rey del inframundo padre de Horus y esposo de Isis, descubrió la existencia de varias tumbas de reyes anteriores a Narmer, pero que ya poseían todos los atributos de los faraones, incluyendo la barba ceremonial y el báculo de pastor que se convertiría en el  cetro característico del soberano, al lado de la fusta. Una tumba en especial llamó la atención por su tamaño, la de un rey que se ha llamado Horus Escorpión II y que ya en el 3200 antes de Cristo tenía bajo su control todo el Valle del Nilo, aunque quizá no el Delta, por lo que no se le incluye en la lista de faraones, que se inicia precisamente con su sucesor, Narmer o Menes. El segundo nombre es al parecer el que habría adoptado tras unificar el país, y se podría traducir como El Eterno.

Horus Escorpión II aparece en las tabillas ceremoniales con la corona blanca que le identifica como soberano del Alto Egipto, el Valle del Nilo, y con toda la pompa reconocible que se  mantendría durante los siguientes siglos. Una de sus imágenes resulta llamativa por repetida hasta la saciedad hasta el final de la civilización egipcia: el faraón lleva en su  mano una maza con la que aplasta a los enemigos, libios o asiáticos. Una estampa idéntica preside el templo de Ramsés III, que reinó casi 2.000 años más tarde e incluso los reyes ptolemaicos la utilizaron…

Pero lo más llamativo de Horus Escorpión II y lo que de confirmarse plenamente exigiría reescribir la historia, es que en su ajuar funerario aparecieron tablillas que parecen estar relacionadas con la procedencia de ciertos cargamentos de víveres traídos de distintos puntos del país y fuera de sus fronteras. Los egiptólogos han ido más allá y descubierto que se trata de jeroglíficos primitivos, aunque comprensibles para los expertos. 

De ser cierto, Egipto habría desarrollado su escritura de forma autónoma y no vinculada con la cuneiforme de Mesopotamia gracias a los intercambios comerciales, lo que se creía hasta ahora. En ese caso, la primera letra tendría su origen en el país del Nilo y no a orillas del Éufrates. Horus Escorpión II habría ordenado a sus funcionarios crear un lenguaje escrito para el comercio y el más allá. Lo que supone nada menos que hacer retroceder el inicio de la Historia hasta el 3200 antes de Cristo, cuando el hombre comenzó a dejar huella de sus anhelos y necesidades. La egiptología no acababa de entender cómo  aparecieron los jeroglíficos de repente, sin evolución anterior. Hasta ahora.

La Dinastía Cero, como ahora se denomina, es el Egipto antiguo antes del Egipto clásico. O quizá, la cuna auténtica de la civilización.

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