SALUDABLE

El ejercicio físico contra la enfermedad del olvido

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El progreso de la medicina en los países desarrollados ha logrado salvar a la humanidad de enfermedades antes pandémicas, pero todavía lucha por encontrar la solución a las propias de nuestro tiempo

El Alzheimer es una de ellas. Una degeneración de las neuronas manifestada en transtornos de la conducta y deterioro cognitivo. Hoy en día, incurable y terminal, sin causa ni prevención exacta. Más propia en mayores de 65 años, con consecuencias devastadoras para quien la padece y sus seres queridos.

los psiquiatras Alois Alzheimer y Emil Kraepelin fueron los primeros en reparar -en 1906- en la muerte de neuronas y la atrofia cerebral de algunos pacientes con pérdidas de memoria, confusión mental, cambios de humor, transtornos en el lenguaje, deterioro físico progresivo y tendencia al aislamiento.


Objetivos: ganar tiempo y salud


La Fundación Alzheimer contabiliza en 700.000 los enfermos en nuestro país. Aproximadamente 30 millones en el mundo, y creciendo. Mientras los investigadores se pegan en el laboratorio, estudiando las claves de la enfermedad y buscando un antídoto, a las familias de estos pacientes sólo les queda ponerse el traje superhéroe y luchar hasta el final, ganando tiempo y paliando, o retrasando, el proceso.

La estrategia es una mezcla de factores: Medicación, estimulación mental, ambiente familiar feliz, entorno social seguro y ejercicio físico. Cuanta más y mejor sea la ayuda profesional, mejor será el resultado.


Para el paciente y sus cuidadores


¿Ejercicio físico? Sí, individualizado y planificado, es fundamental en las fases leve y moderada de Alzheimer. Porque puede producir cambios metabólicos y neurales, estimular el rendimiento cognitivo, mejorar el sueño, movilidad y equilibrio del paciente.

Pero cada persona es un mundo. Y un enfermo de Alzheimer, varios mundos en una persona. Precisarán una rutina de horarios y ejercicios, fáciles de comprender, ejecutar y repetir. Seguros y en un lugar preparado, acogedor y reconocible.

Familiares y cuidadores son los grandes olvidados. Héroes necesitados de preparación, física y psíquica, para soportar tan dura, durísima, enfermedad. 

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