Su origen se pierde en el alba de los tiempos y está plagado de leyendas. La "Rapa das Bestas" o los curros, llevan años cpnvertidos en uno de los más singulares atractivos turísticos de la Galicia.
Cruzaron el Atlántico como muchos gallegos emigrantes. Según la Federación de Asociaciones de Criadores de Ganado Selecto de España, los genes del caballo de raza gallega está en muchos caballos que repoblaron el continente americano con la llegada de los españoles, tras la extinción asoluta de esta especie al otro lado del océano hace ya más de diez mil años.
Cuando llegó el caballo de vapor, el de sangre entró en declive. Si en Galicia se salvo de la extinción, y para eso por los pelos, fue gracias a la forma de cría en libertad, sueltos por los montes de las cuatro provincias en los que se cree que en la actualidad habrá entre veinticinco y treinta mil ejemplares. ¿Son caballos salvajes? Según la legislación vigente, si tienen dueño, aunque vivan sueltos, no.
Los caballos de raza gallega son los protagonistas de una de las prácticas de más interés turístico y etnográfico que se desarrolla en esta época del año: la rapa das bestas. El calendario anual incluye alrededor de una veintena de curros o rapas, la mayoría de ellas, y también las más espectaculares, en la provincia de Pontevedra.
El primer curro fue a mediados de mayo, en Valga, en los montes de Oia. Ese municipio es también el que acoge dos de los seis curros del mes de junio: Torroña, el primer domingo y Mougás, uno de los más populares, al domingo siguiente. El más espectacular, en todos los sentidos, es tal vez el de Sabucedo, en el término municipal de A Estrada, en el mes de julio, Allí no se usan cuerddas ni palos y los "loitadores" tumban literalmente a lafuerza a los caballos. No se sabe quién es la bestia, si el animal o el hombre que a él se enfrenta y fotógrafos de todo el mundo acuden allí para captar la instantánea más impresionante.
Alrededor del curro, que suele desde la mañana hasta bien avanzada la tarde, esta actividad que lo que persigue es sanear los caballos, recortándoles la crin y la cola, desparasitarlos, hacer recuento y marcar los potros que han nacido desde el anterior curro, se organiza toda una espectacular fiesta: la legada y el encierro, la monta... una fiesta compartida con los visitantes, que en algunos curros pueden participar, y por supuesto, compartir mesa pulpo, churrasco y vino.
