Angelina Jolie protagoniza una cinta que combina los mundos de Peter Pan y Alicia en el país de las maravillas, pero carente de vigor narrativo
Antes de que Alicia se adentrase en el País de las Maravillas y de que Peter se convirtiese en Pan, ambos eran hermanos. Después de que su hermano mayor fallezca en un trágico accidente, intentan salvar a sus padres de la espiral de desesperación, hasta que finalmente se ven obligados a elegir entre su hogar y su imaginación, creando así la antesala de sus icónicos viajes al País de las Maravillsa y al de Nunca Jamás.
Esta singular película de Brenda Chapman (“Brave”) plantea una historia fascinante sobre dos de los protagonistas más conocidos y queridos de la literatura infantil: Peter Pan y Alicia. Y se hace la pregunta de si uno y otra fueran hermanos.
La capacidad evocadora de las historias de ambos personajes bien pudiera ser un buen punto de partida para la historia sin embargo da la sensación de que esta se queda en la propuesta principal y el resultado de la fusión, que debiera ser un despliegue de imaginación, no se produce. Es evidente que en el cine, la acumulación no deviene en una mayor resultado. Ambas historias nunca terminan de fusionarse de manera fluidez y aunque sí que vas identificando referentes de una y otra nunca se crea un todo único. Todo parece demasiado forzado como si lo que el director y guionista han imaginado en su mente no se trasladara al resultado fílmico.
La sensiblería se adueña en demasiadas ocasiones del conjunto y todo resultad reiterativo y hasta monótono en ocasiones.
Desde un punto de vista visual, la cinta no ofrece pegas ya que todo está fotografiado y diseñado a la altura de una obra imaginativa sin embargo el montaje y la dirección no logran imprimirle el ritmo necesario por lo que no será una propuesta que pase a la historia.
