LA REVISTA

Una familia casi ejemplar

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photo_camera The Simpson.

Springfield es la ciudad estadounidense más mentada en el planeta, Homer, Marge, Barth, Lisa, Maggie, forman una familia cuando menos peculiar

Springfield es la ciudad estadounidense más mentada en el planeta, Homer, Marge, Barth, Lisa, Maggie, forman una familia cuando menos peculiar; hace 25 años que el reloj paró sus manecillas biológicas y no han vuelto a cumplir años.

Sus actitudes nunca modélicas, llenas de ocurrencias, han sido el amarre para que esta serie de animación siga presente cinco lustros después, superando a Los Picapiedra, o a Scooby Doo, dos de las más prolijas. Ha sido traducida a gran número de idiomas; el más curioso, el árabe, no por el idioma, sino por las costumbres modificadas, Homer ya no bebe cerveza, sí agua carbonatada –no se lo cree ni él- y come salchichas de vaca egipcia en lugar de perritos calientes.

Homer, obeso ciudadano de ojos negros y completamente calvo, es un vigilante de seguridad en una central nuclear, algo que ha dado pie a no pocas críticas medioambientales, de ello se encargan 16 guionistas. Marge es una singular ama de casa, Bart, de 10 años, es el inadaptado y mal estudiante que se vanagloria de ello; Lisa, de 8, la precoz activista; y Maggie, el bebé que no habla pero que tiene un chupete para comunicarse con ellos. Cada capítulo necesita medio año de producción.

Se dice que Matt Groening, mentor y productor, quien cosecha una fortuna de 500 millones de dólares gracias a la serie, caracterizó a los personajes de amarillo, puesto que así resultaban más llamativos y el personal no hacía zapping. Para sí, Matt Groenig, ideó el personaje, de Bart, el resto quedaban dedicados a miembros de su familia.

La serie fue calificada por la revista Time, como la mejor del siglo XX, y los gruñidos de Homer, el famoso “D’oh”, está ya registrado en el Oxford English Dictionary; como afamados son el “Yuhuu”, también de Homer, o el “¡Ja! ¡Ja!”, de Nelson Nuntz.

En la serie se ven costas, desiertos, campiñas, a las que el personal ha tratado de identificar con algún lugar de los USA, sin embargo, el autor apunta que se parece mucho a su Portland natal. El éxito de la serie no ha perdido cuerda en estos años, es más, las soflamas de desenfado e irreverencia han sido fuente de inspiración para muchas otras. La cámara se acerca a un rótulo de Springfield y nuevamente la familia se recoge delante del sillón, así durante otros 25 años más.

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