GASTRONOMÍA

De feria en feria, abril es el mes en el que todo se vende en la calle

photo_camera La Feria del Vino de O Riberio en Ribadavia.

Los días ya son más largos que las noches. El aire ya se entibia con la primavera. Es el tiempo de las ferias, en las que todo se compra y se vende: ropa, baratijas, herramientas, plantas, comida... se regatea, se come pulpo y carne ó caldeiro.

La fama se la lleva la de Sevilla. Pero abril ofrece muchas ferias por el territorio gallego. Es el mes del pistoletazo de salida de una actividad que no cesará hasta bien entrado el otoño. El primer fin de semana, ya encontramos todo un surtido de actividades. Desde las gastronómicas a las artesanales. Desde el millo corvo, ese maíz de grano negro que se conserva en O Morrazo de manera ancestral y que le ha plantado cara a los granos fabricados genéticamente por las multinacionales, las ostras de Aarcade o la feria de las antigüedades y los muebles restaurados en Sarria.

Luego llegarán la de la Lamprea, en Arbo, las que se celebran en honor a San Jorge y a San Marcos en media Galicia, y acabará con la más veterana de todo el repertorio: la del vino del Ribeiro de Ribadavia.

Aunque si tenemos que hablar de históricas, abril también tiene un hueco para la recreación de acontecimientos del pasado. Desde la Reconquista en Vigo, con la que empieza el mes y que rememora el derribo de la Puerta de la Gamboa, abierta a hachazos por Carolo, un marinero anónimo, y franqueada por Bernardo González del Valle, el comandante Cachamuiña, hasta el ahorcamiento de los soldados franceses en “Arde o Pazo”, la recreación que se lleva a cabo en el entorno del pazo de Mos, el día 16.

Desde la Edad Media

A las ferias señaladas hay que añadir las que periódicamente se realizan en los campos habilitados. La mayoría son quincenales, aunque hay mensuales y semanales. O como en Ourense una de las pocas ciudades de España que mantiene su campo y su feria tres días al mes. Constituyen la reminiscencia del modelo medieval de comercio que permitía hacerse con aperos de labranza, ganado, ropa. Hoy sufren la consecuencia de la globalización y muchos de sus productos no son el trabajo de artesanos, sino originarios de China. Pero todavía atraen a un gran público.
 

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