Glutamato, el sabor fantasma

Glutamato.
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Sí es un potenciador de sabores, o un saborizante, que se suele utilizar en la industria alimentaria, para hacer más apetecibles los productos procesados

Se cumplen cuarenta años de la fundación de uno de los grupos de la movida madrileña, “Glutamato yeyé”, una banda que se adelantó al éxito de este aditivo llegado de oriente, al que muchos le atribuyen la condición de quinto sabor, el umami. La verdad, es que para ser un sabor, es bastante fantasma, pues el glutamato monosódico, como tal, no tiene sabor. Sí es un potenciador de sabores, o un saborizante, que se suele utilizar en la industria alimentaria, para hacer más apetecibles los productos procesados, desde unas patatas fritas a un cubito de esos que fabrican para crear un caldo instantáneo. 

Hay desde largo tiempo, una polémica encendida entre quienes consideran el glutamato la causa de todos los males de la alimentación occidental, ahora que se sabe que las malas prácticas causan más muertes que el tabaco en el mundo, y los que lo consideran la panacea gastronómica. Como suele suceder en semejantes disputas, ni unos ni otros tienen razón: la cuerda que te puede salvar la vida puede ser la misma que te ahorque. El glutamanto puede ayudar a “enganchar” a la comida a niños inapetentes, pero esa misma virtud es utilizada por la industria para que se abuse de riquísimas piezas de bollería, galletas, patatas, que matan por hipertensión y otros males.

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