En 2019 la autora francesa Pauline Delabroy-Allard debutó con “Voy a hablar de Sarah”, un éxito aclamado por la crítica donde cuestionaba si es posible sobrevivir a la pasión al que se suma ahora “La hija”, un relato sobre la identidad, sus abismos y sus luces.
“Yo no soy filósofa, pero me planteo preguntas filosóficas, de manera quizá más prosaica, cositas de la vida. Intento mostrar cómo en nuestra vida cotidiana podemos hacernos grandes preguntas”, con estas palabras explica Delabroy-Allard la atmósfera que sustenta esta historia (Lumen) en la que vuelve a usar la figura del “narrador poco fiable” y donde vuelve a “desgarrarse”.
“La narradora coincide un poco con la autora en el sentido que hay cosas de mi auténtica vida, como cuando descubre que tiene 3 nombres, que son los míos personales. Pero por supuesto que la narradora del libro va mucho más allá de la autora, es decir, que le pasan cosas que nunca me han sucedido y tiene comportamientos que no son míos”, dice. Una técnica que le “divierte” y con la que “aprende” a observar y construir historias que le requieren “alejarse del mundo” para escribirlas porque son, confiesa, “momentos muy dolorosos” que subsana con su otra faceta, la de poeta infantil.
