La crítica de "Hope"

Andrea Bræin Hhovig y Stellan Skarsgård dominan con su interpretación sobria, un poderoso drama sobre la gestión del dolor y una enfermedad incurable

La relación entre una pareja de artistas es puesta a prueba cuando a ella le descubren que tiene una enfermedad que amenaza con robarle la vida. ¿Qué sucede con el amor cuando a una mujer de mediana edad le pronostican tres meses de vida? Anja (43) y Tomas (59) viven en familia junto a sus hijos biológicos e hijastros, pero durante los últimos años la pareja se ha distanciado. Cuando Anja recibe el diagnóstico de cáncer cerebral terminal el día antes de Navidad, su vida se rompe y pone a prueba el amor desatendido.

“Hope” es una película de actores. Andrea Bræin Hovig y Stellan Skarsgård son la pareja protagonista que encarnan todo el carrusel de emociones que desfilan por esta cinta. Una especie de sonata triste que evoca a las cintas de Bergman pero con la salvedad de que aquí siempre está abierta la puerta del afecto. Es un tipo de cine en donde priman los silencios, los gestos las y miradas.

“Hope” reflexiona sobre muchos temas (la gestión personal de las emociones, la comunicación de esa información a los niños, la empatía de los médicos, la búsqueda de segundas opiniones, el dolor físico y mental, etcétera), quizá demasiados que hace que la cinta se disperse en exceso en lugar de apostar por una reflexión única que los pueda aglutinar a todos.

El trabajo de los actores protagonistas es excelente y realizado con una gran sobriedad. El trabajo fotográfico está a la altura de la historia aportando el punto justo de dramatismo a la historia y la dirección deja que sean los actores, la historia y las imágenes las que hablen sin intervenir en exceso.

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