Al igual que sucedió décadas atrás con la Piña, el mango ha pasado de ser un producto exótico a una fruta tropical pero cotidiana en nuestros supermercados y cocinas.
Hay quien compara el sabor y textura del mango con el del melocotón. Ambos surgieron hace milenios en el oriente más lejano: los melocotones de China, los mangos de la franja subtropical que se extiende desde las laderas del Himalaya y la India.
La difusión del cultivo de este árbol frutal por el mundo adelante fue empeño de los navegantes portugueses, que lo extendieron por el sureste asiático y tiempo después lo llevaron a Brasil, y los españoles, que comenzaron a cultivarlo en Filipinas y desde allí, a bordo del galeón de Manila, una línea comercial que atravesaba el pacífico hasta Acapulco, lo implantaron en América del Norte: primero en México, y posteriormente en California y La Florida.
A lo largo de siglos de selección, el cultivar originario de India, con un toque de sabor a trementina aunque dulce, derivó en el cultivar filipino, más dulce y de color verde tornando al amarillo a medida que madura y el de Florida, también muy dulce y color que tiene al rojo a medida que madura y que es, con toda probabilidad, el más extendido hoy mundo adelante.
¿Se podría cultivar el mango en Galicia?. Estamos ante un árbol subtropical, clima que queda un tanto alejado del nuestro. Sin embargo hay microclimas en distintos puntos de Galicia donde podría darse , como sucede con el aguacate, que veremos en algunas fincas de las Rías Bajas y de manera más frecuente en la comarca de O Rosal, ese trópico de Galicia que se produce en la desembocadura del Miño.
Más sensible al frío que el aguacate, podría tolerar heladas muy esporádicas de hasta 2 grados bajo cero cuando ya es un arbol de cierta edad, pero no en su etapa infantil y requiere que las temperaturas de los inviernos no bajen mucho de los 10 grados. El sabor a mango que aparece en algunos vinos de Rías Baixas tiene más que ver con las levaduras comerciales empeladas que con el árbol que con cierta dificultad podría prosperar alli. En cambio en Canarias ya está totalmente aclimatado y en algunas áreas del mediterráneo andaluz.
Aunque es delicado a la hora de su transporte, resiste bien el paso del tiempo, con la condición de que no se deje madurar demasiado.
La llegada del calor invita más al consumo del mango y a su uso en la cocina en ensaladas y postres. Desde el punto de vista culinario da mucho juego, también en helados y mermeladas. Pero el gran éxito que está alcanzando en todo el mundo se debe al descubrimiento de sus propiedades nutritivas: muy rico en vitaminas A y C y en potasio suma a sus cualidades su contribución a combatir la oxidación que tanto nos envejece por dentro y por fuera, la hipertensión e incluso el extreñimiento.
