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El más joven espumoso de Viña Costeira

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La bodega ourensana, desde 1989 año en el que empezó la elaboración siguiendo el método tradicional acuñado en Champagne, no ha parado de hacerlo y he llegado a un gran nivel

Poco después de la caída del muro de Berlín, en las vísperas de las navidades de 1989 salían las primeras botellas del primer espumoso gallego en más de seis décadas. Se llamaba Amadeus, un nombre que la entonces Cooperativa Vitivinícola del Ribeiro, hoy Viña Costeira, volvería a utilizar para poner en marcha su línea de monovarietales de Treixadura con botellas decoradas con serigrafías de artistas que representaban diferentes corrientes dentro de las vanguardias en la plástica gallega.

El primer espumoso gallego de nuestro tiempo era ourensano, como ourensano había sido el primer espumoso gallego un siglo atrás, elaborado por una bodega de Petín, como muy bien recordaba Aurelio Blanco Trincado en este mismo periódico hace ya seis años. Se puede decir que la tradición de este tipo de elaboraciones en la provincia de Ourense no solo es centenaria, sino también recurrente. Viña Costeira, desde 1989 año en el que empezó la elaboración siguiendo el método tradicional acuñado en Champagne, no ha parado de hacerlo y en estos treinta años ha llegado a un punto de virtuosismo que ha convertido una variedad, aparentemente poco apropiada como es la Treixadura por su baja acidez y su grado alcohólico, en una de las que mejor se integra en este tipo de elaboraciones.

La clave está en el momento de la vendimia, siempre antes que para los vinos tranquilos, y en la tipología del suelo y la orientación de las parcelas de las que salen los racimos, por una parte, y una sabia y paciente crianza en rimas que va, desde los cien meses en su brut nature (más de ocho años) hasta los nueve meses en su más reciente creación: Lúa de Costeira, el más joven de sus espumosos, tanto por el tiempo de crianza como por su reciente incorporación al catálogo de la bodega y de la lista de espumosos gallegos que ya se acerca a la treintena.

Lúa de Costeira es el más juvenil de los tres, también por el caráter que manifiesta en copa. Un vino jovial, alegre, que combina incluso con un postre, pero dentro de un estándar de calidad fuera de toda duda. He ahí la grandeza de una variedad, la Treixadura, que es capaz de batirse en todos los frentes con igual éxito.

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