La moda que nació y bebió del surrealismo

En las últimas semanas, el desfile de alta costura de Schiaparelli en París ha sido objeto de grandes críticas por las tres cabezas de animales incorporadas en tres vestidos. Se trata de piezas elaboradas sintéticamente a mano por grandes artesanos que representan el descenso a los infiernos de Dante Alighieri

Musa del surrealismo

La viralidad, esa vara de medir las conversaciones en redes sociales que rigen nuestro día a día, tomó en las últimas semanas un tinte surrealista. La protagonista no podía ser otra que la firma de alta costura Schiaparelli. La marca, fundada por la italiana Elsa Schiaparelli en el París de los años 30, nació justo en ese momento en el que el arte exploraba los límites entre realidad y fantasía. De hecho, fue colaboradora habitual de Salvador Dalí, tratando de trasladar el universo onírico del catalán a sus propios diseños. 

Ya entonces sus propuestas conseguían no dejar indiferente a nadie. Transgresora, vanguardista o desenfado son solo algunos de los adjetivos que recibió la italiana, famosa entonces por diseñar unos zapatos con forma de langosta, entre otras muchas excentricidades. 

Los diseños de Schiaparelli bebieron del cubismo, el surrealismo y todas cuantas nuevas tendencias llegaban al mundo del arte. Allí estaba ella, en la efervescencia del París de entreguerras, dispuesta a codearse con lo más nutrido de la élite intelectual. Hoy, un siglo después de empezar a romper moldes, Schiaparelli se ha pasado un par de semanas en boca de amantes de la moda y animalistas, que se han enzarzado en un acalorado debate por la última coleccion presentada en París que tiene como maestro de orquesta al director creativo de la marca, Daniel Roseberry.

La polémica

Han pasado 100 años y Schiaparelli sigue sin dejar indiferente a nadie. O lo amas o lo odias. O lo entiendes. Empecemos por el principio. Schiaparelli es una firma de alta costura, en las antípodas del prêt-à-porter. Eso quiere decir que ninguno de los diseños que sube a la pasarela están pensados ni para ir a la oficina, ni para un paseo con amigas, ni para una comida familiar. Es alta costura, el altar más elevado del mundo de la moda, desde el que los diseñadores no muestran lo que vas a llevar en la próxima temporada, sino de lo que son capaces como artistas.

En esta ocasión, Roseberry vistió a tres de sus más de 30 modelos con vestidos que incorporaban tres cabezas: un león, un lobo y un leopardo. Construidos por maestros artesanos en gomaespuma y materiales sintéticos con tanto detalle y realismo que las críticas no tardaron en inundar la opinión pública. Tanto es así que los propios responsables de la marca tuvieron que aclarar que no se trataba de cabezas reales. Lógicamente. 

La principal se centraba en la exaltación de la caza que muchos vieron en las propuestas de Schiaparelli, entendiendo que glorificaba los trofeos de seres vivos y promovía valores poco éticos. Entendía este bando que los animales no deben contemplarse como objetos de lujo ni de moda.

Frente a ellos, se situaron quienes entienden que se trata de moda -de alta costura, más bien-, alabando la increíble artesanía de quienes elaboraron las cabezas y no vieron esas intenciones de exaltación de la barbarie. En este bando incluso se situó la internacional asociación animalista Peta, que vio en el propósito de Roseberry precisamente una crítica a cómo el lujo se apropia del mundo animal para su simple disfrute. 

El uso de pieles reales no está de moda precisamente. De hecho, son muchas las marcas que lo han desterrado de su catálogo e incluso la Semana de la Moda de Londres directamente lo ha prohibido. Cierto es que Elsa Schiaparelli era una fan de las pieles exóticas, pero no es el caso de esta colección, cuyo objetivo no era otro que ridiculizar la caza.

La inspiración

Sea cual sea la opinión que has tomado frente al desfile de Schiaparelli, es importante conocer la intención real del artista sin perder en ningún momento de vista que estamos hablando de una casa de alta costura que siempre se ha movido en los límites de la realidad. 

El último desfile de la marca italiana en París tenía un referente clarísimo y explicado por su autor: La Divina Comedia de Dante Alighieri. Este libro, escrito nada menos que en el siglo XIV, narra el descenso a los infiernos del propio Dante y sus encuentros con todo tipo de personajes divinos y humanos que le llevan a reflexionar sobre el sentido de la vida y de la muerte. 

Los que reciben a Dante a las puertas del infierno son tres animales. Efectivamente. Es su primera toma de contacto con los pecados capitales. Así, el autor encuentra una loba -representación de la avaricia-, un leopardo -metáfora de la lujuria- y un león -símbolo del orgullo-. Es por eso que David Roseberry diseñó con maestría tres modelitos con las tres cabezas representadas. A partir de ahí, los personajes fueron brotando de los infiernos vestidos de alta costura para llenar una pasarela que no ha dejado indiferente a nadie. Así que, Schiaparelli, objetivo conseguido.

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