Natalia Lafourcade y su loa a la mujer

La cantante, compositora, productora y multi-instrumentista Natalia Lafourcade estrena “Alfonsina y el mar”, una canción con la que eligió homenajear a la mujer a la vez que invitar a sus congéneres a celebrar la vida: “Las invito a bailar. Pido porque podamos celebrarnos; brindo por nuestro canto en libertad, porque la madre tierra nos proteja. Qué vivan las mujeres. Viva la vida”. Quien acaba de recibir un Grammy por Mejor Álbum Regional Mexicano y un Latin Grammy por Mejor Álbum por “Un canto por México Vol. 1” confiesa que siempre quiso interpretar la pieza de Ariel Ramírez y Félix Luna. “Desde pequeña escuché esta canción en el piano, mi padre la interpretó, mi madre también. Siempre traté de cantarla, pero era difícil. Me limité a escucharla cada vez y disfrutar de los efectos que producía en mi ser. Cada poro en mí abría sus puertas cuando la escuchaba y mi cuerpo se erizaba mientras Mercedes Sosa volaba en su voz. Es una de mis canciones favoritas de todos los tiempos”, explica. “En este mes, quise hacer un homenaje a la hermosa mujer Alfonsina Storni y su trágica historia. También quise hacerle un homenaje a la vida, a la feminidad, a su pasión, a su dulzura y coraje, al dolor que tantas mujeres llevan en el vientre y en lo más profundo del alma”, dice sobre su elección de recrear la historia de la poetisa argentina que se suicidó adentrándose en el mar y de hacerla eje de una honra a la mujer en general. Justo con la mexicana perdiéndose en el mar concluye un clip en el cual está muy presente la danza: “En esta canción quise bailar para el mar porque la danza es una disciplina artística que tanto he querido practicar a través de los tiempos, sin lograrlo. Esta vez, quise bailar y bailar con el mar porque si no lo hacía era posible que perdiera la cordura. Como una necesidad profunda se encendió un diálogo entre las olas y mis piernas, entre el mar y mi cuerpo. Una danza para celebrar la mujer que soy y la libertad que intento cultivar. Una danza al amor y también al dolor que tantas atraviesan y así, entre hilos, me atraviesa también ahí al centro de mi ser, como agujas amargas. Y bailé. Riendo y llorando. Y pedí por cada mujer adolorida. Por cada alma desaparecida. Porque todas bailemos libres en un mundo que nos abrace. Un mundo que nos mire a los ojos con amor y respeto para simplemente ser”.