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A necesidades específicas, tratamientos específicos

El problema, en muchos casos, es que el cliente exige practicar pilates, natación o yoga “porque es bueno para la espalda”. O, simplemente, “porque me lo dijo el médico”. Y va a misa.

Muchos de nuestros clientes deciden inscribirse en un gimnasio o centro deportivo por prescripción facultativa. En la mayor parte de estos casos, sufren una lesión o enfermedad en la que el ejercicio físico puede colaborar en su recuperación.

El problema, en muchos casos, es que el cliente exige practicar pilates “porque es bueno para la espalda”; Natación, “porque es buena para la espalda” o yoga, “porque es bueno para la espalda”. O, simplemente, “porque me lo dijo el médico”. Y va a misa.

Por supuesto, estas tres actividades aportan muchos beneficios a sus practicantes. Quien esto escribe es Técnico en la primera desde hace años. La cuestión no es la práctica, sino su idoneidad a las características y la situación del paciente.


Un supuesto habitual


Me centraré en el ámbito de las clases del Método Pilates, con las que convivo a diario. Imaginemos a un cliente que sufre una lesión en una vértebra cervical y se inscribe en esta actividad, por recomendación de su traumatólogo, profesional de su confianza.

Imaginemos que el cliente no puede realizar ejercicio tumbado en el suelo, por las peculiaridades de su lesión. Sólo le causa dolor y malestar. De nada sirve en este momento la sabiduría de Joseph Pilates, del profesor, de Madonna o los “influencers” de las redes sociales. La realidad desaconseja una práctica de moda que causa más perjuicio que beneficio.

¿Solución? Descansar cuando los demás trabajan tumbados sobre el suelo -la mayor parte de la clase- o replantearse, por su bien, el tratamiento a seguir.


Siguiendo los pasos correctos


Ni cliente debe condicionar al grupo ni el grupo debe arrinconar al cliente. El sentido común aconseja a este último realizar un trabajo individual, programado, específico a su lesión y supervisado. Porque la primera parte de su recuperación quizá implique meses de ejercicio en posiciones sentado o de pie, hasta que el cuerpo permita otras posibilidades.

Quizá, más adelante, este paciente se incorporará al grupo de pilates y trabajará con cierta autonomía y mejor conocimiento. Pero eso debe pautarlo y decidirlo su profesional de confianza, en el gimnasio. 

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