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Un oro que premia el sentidiño de un Albariño

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Rectoral de Umia es una bodega que inició su actividad con la vendimia de 2009 y que actualmente cuenta con 37 hectáreas 

Era una de las recomendaciones más habituales de Manuel Vázquez, Manolo Arnoya, "con sentidiño". Y en su homenaje, una de sus bodegas, Rectoral do Umia puso nombre a uno de sus monovarietales de Albariño, “Sentidiño”. Que cumplieron con su consejo lo hace patente el Bacchus de Oro que recibió en este año de la Unión Española de Catadores.

Rectoral do Umia es una bodega que inició su actividad con la vendimia de 2009. Actualmente tiene 37 hectáreas en producción en una sola parcela y ha adquirido otras 25 hectáreas más para ampliar su viñedo, dentro de un proceso de expansión muy ambicioso que el grupo Bodegas Gallegas al que pertenece está desarrollando tanto en esta como en otras bodegas, con la apuesta por las variedades autóctonas que son más emblemáticas en cada una de las denominaciones de origen en las que operan como bandera.

Con capacidad para 3,5 millones de litros en sus instalaciones, Rectoral do Umia pone en el mercado cada año entre 1,5 a 2 millonnes de botellas, dependiendo de la añada. En su catálogo encontraremos cerca de una treintena de marcas, algunas propias y otras exclusivas de algunos de sus distribuidores e importadores que prefieren tener su propia etiqueta para unos vinos en los que la variedad Albariño es la gran protagonista.

Además de las uvas propias, sus vinos cuentan con la aportación de viticultores con los que mantienen una estrecha colaboración, procedentes de casi todas las subzonas de Rías Baixas: Salnés, Ulla, Condado y O Rosal.

Eso permite realizar un ensamblaje que hace de “Sentidoño” un Albariño con unas características muy concretas: no es un Albariño del Salnés, ni tampoco de O Condado, ni de O Rosal, ni de O Ulla. es un compendio de todas esas zonas aportando cada una de ellas sus propios matices, como si además de un vino hablásemos de un mapa organoléptico de Rías Baixas. Del Salnés, ese carácter mineral, atlántico, O Condado aporta una menor acidez, sin perder su carácter frutal, un aspecto en el que O Rosal aporta pequeñas pinceladas tropicales. Un vino muy equilibrado y con mucho sentidiño.

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