LA REVISTA

Ourense se viste de primavera

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photo_camera Una celebración de los maios.

La festa dos maios, siembra de verde y de flores el centro de la ciudad y recupera su memoria rural,  en una fiesta en la que las tradiciones y la critica social se conjugan con las coplas

El primer domingo de mayo fue, mucho antes que el Día de la Madre, el día en el que se celebraba que la primavera irrumpía con fuerza en las calles de ciudades y villas. Os Maios, vienen de tiempos ancestrales y representan la explosión de la vida en el mundo vegetal de forma visible por la profusión de colores que aportan las flores y el verde que se vuelve intenso.

Ourense es, tal vez, la ciudad de Galicia y de España en la que esa tradición secular se mantiene con más fidelidad. La Festa dos Maios de Ourense, declarada de interés turístico gallego, se ha convertido en uno de los atractivos primaverales para vecinos y forasteros, en un mes en el que prácticamente las fiestas se suceden una tras otra, desde la Semana Santa hasta el 17 de mayo con el Día das Letras Galegas.

Al igual que sucede con el Entroido, la fiesta del solsticio de verano (san Xoán) y el magosto, los Maios forman parte del ciclo festivo que tiene que ver con el calendario natural de la vida rural y de la actividad agraria. Las fiestas que están vinculadas a los hechos que acontecen en distintos momentos del año y que marcan el paso de las estaciones. Así, el Entroido, es la gran fiesta del inverno, los Maios, la de la primavera, San Xoán, nos pone a las puertas del verano y el Magosto lo hace con el otoño.

Los franceses, tras la revolución le llamaron al mes de mayo Floreal. El calendario republicano francés atribuía a cada mes una cualidad o característica relacionada con el tiempo o la actividad agraria: vendimiario, para el mes de la vendimia, que era el primero del año, a partir del 22 de septiembre, brumario, el de las nieblas, del 22 dde octubre al de noviembre… y germinal, el primero de la primavera. 

El maio gallego no debe su nombre al mes en el que se celebra, sino al armazón de madera que se utiliza para el montaje de los ornamentos vegetales que lo conforman. El maio es la estructura, incluso un simple árbol o poste. La fecha de su celebración puede que se haya ido trasladando desde el principio de la primavera a mediados de la misma con el paso de los siglos. La cristianización de todas las fiestas de origen pagano también afectó a los maios y en algunas zonas se celebran bajo el nombre la fiesta de Santa Cruz, que coincide en el calendario, como es el caso de Santa Cruz de Arrabaldo, la parroquia ourensana que más vínculo tiene con la agricultura, pues no en vano es la única que está inscrita en la DO Ribeiro y en su territorio podremos encontrar al menos dos bodegas.


Las coplas


Uno de los elementos característicos de los maios son las coplas. En ellas se hace todo un ejercicio de ironía y sarcasmo para glosar aquellos episodios más significativos que han discurrido desde el mayo anterior. A través de las colecciones que se conservan en museos de Pontevedra y Ourense se puede hacer recorrido histórico por aquellos asuntos que más preocupaban a los vecinos a lo largo de los años, e incluso las argucias estilisticas y metafóricas con las que se saltaban los peligros de la censura en la época de la dictadura de Franco. 

Con las elecciones generales recién celebradas y unas municipales a punto de iniciar campaña, parece muy probable que el contenido político esté presente en la mayoría de las coplas que se reciten en los maios no solo gallegos, sino también del resto de España.

Los maios no son patrimonio exclusivo de Galicia. Los encontraremos en prácticamente toda España, pero siempre, con más actividad, en aquellas áreas en las que se sigue manteniendo un vínculo con la tierra, como sucede con regiones como La Mancha y Murcia donde la agricultura sigue teniendo un gran peso. Son muchas las localidades de la huerta murciana en la que hayfiestas en este primer fin de semana de mayo al igual que en la provincia de Ciudad Real.

Fuera de España, la fiesta equivalente a los mayos la podremos encontrar en Alemania, con los Maibaum (árbol de mayo), que según el lander en el que se celebre la fiesta será un abedul, un abeto u otra especie. Los ingleses celebran el May Day, o día de mayo y nuestros vecinos portugueses, utilizan el armazón a partir de un tronco  de árbol para celebrar a Festa do Mastro, pero con fechas muy diferentes que van desde junio a noviembre según la zona.

En Ourense encontraremos tres tipos de maios: Los enxebres, en los que un cono en forma de árbol representa la vegetación regenerada tras el invierno; los artísticos, que utilizan los mismos elementos vegetales para construir elementos propios de las labores del campo, como aperos, carros, pero también se extiende ya a todo tipo de elementos, y los humanos, en los que el maio está representado por una persona o un grupo que se atavían con ropas sencillas adornadas con flores silvestres.

De todos los maios urbanos que se celebran en Galicia, la fiesta de Ourense es la que se mantiene más fiel a las tradiciones y ha conseguido perdurar en el tiempo. En otras, más que pervivir lo que ha sucedido es que se han reintroducido para recuperar una fiesta que tuvo su tiempo en el calendario cuando la vida agraria estaba más implicada en el entorno de las ciudades. En el ámbito rural, de nuevo es la provincia de Ourense donde se mantiene el arraigo con más fidelidad. Ferrol, Narón y Neda mantienen también la fiesta con un amplio programa de actividades. En el entorno de Vigo la gran cita con los maios se produce en Redondela, donde se pueden llegar a ver hasta una docena y media de maios con las más imaginativas formas.

En algunas localidades la fiesta se celebra aprovechando el festivo del 1 de mayo, como sucedió en O Barco de Valdeorras, y en otras se van desarrollando actividades hasta el domingo.

En Ourense la fiesta grande es el domingo, con la colocación de los maios a partir de las once de la mañana, la música y el paso de gigantes y cabezudos, que desembocará en el canto de las coplas a partir de mediodía. La fiesta tendrá continuación por la tarde, con la entrega de los premios a los mejores maios y a las coplas ganadoras en el concurso.

Además de su carácter lúdico y festivo en el que no faltan ni juegos ni música, los maios tienen también su vertiente gastronómica. La comida campestre, aprovechando que los días ya son largos y el Sol caldea la jornada. Los árboles ya están bien pertrechados de hojas y se agradece la sombra de las carballeiras. Los asados al aire libre, en parrilla y las empanadas se presentan como la mejor opción para estas primeras comidas en el campo. 


Los furanchos


Mayo es también el mes en el que abren al público los furanchos más rezagados. Un retraso deliberado que les permitirá estar abiertos hasta finales de julio. El furancho es una tradición primaveral, en la que se pone a la venta en el alpendre o un galpón de la finca el excedente del vino que sobró del año anterior, acompañado de un número limitado de platos de comida casera. Con el fin de evitar la competencia desleal con la hostelería, que en algunas zonas furancheiras llegó incluso a cerrar porque la clientela se iba a esos locales improvisados y desregulados, la Xunta estableció una reglamentación para los furanchos. Su territorio comprende una veintena de municipios de Galicia, casi todos ellos en la provincia de Pontevedra y la comarca de Betanzos.

Hay más de trescientos furanchos, la mayoría se encuentran en la zona de Cambados, Ribadumia y Sanxenxo, el valle del Salnés, Morrazo, Redondela, Mos, Gondomar y Vigo. Las normas de la Xunta establecen un catálogo de once especialidades de entre las que cada furancho puede elegir cinco, como platos o tapas con los que acompañar el vino. Los furanchos pueden abrir tres meses al año, en un plazo que va desde el 1 de diciembre al 30 de junio, con la posibilidad de prolongar dicho plazo hasta el 31 de julio. Bembrive, en Vigo, es la localidad más madrugadora, pues abre sus furanchos por San Blas, mientras que la mayoría de ellos lo hacen en marzo o en abril. 

El furancho se anuncia en la carretera con una rama de laurel atada a un poste cercano a la puerta de la casa, de aquí que en algunas zonas de las Rías Bajas les llamen también “loureiros”, aunque su nombre traducional viene del hecho de abillar el tonel de madera, con el furo ancho, para poner la billa o grifo desde el que se sirve en jarras el vino.

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