CRÍTICA

Palmeras en la nieve: carente de ritmo

Instante de la grabación de "Palmeras en la nieve".
photo_camera Instante de la grabación de "Palmeras en la nieve".

La cinta adolece de un guión muy flojo con demasiados saltos que lastran la fluidez.

Es 1953, Kilian abandona la montaña oscense para emprender con su hermano un viaje a Fernando Poo, una antigua colonia española en Guinea Ecuatorial. Allí les espera su padre, en la finca Sampaka, donde cultiva uno de los mejores cacaos del mundo. En la colonia descubrirán que la vida social es más placentera que en la encorsetada y gris España, vivirán los contrastes entre colonos y nativos y conocerán el significado de la amistad, la pasión, el amor y el odio.

Este es el punto de partida de una cinta que adapta la novela homónima de Luz Gabás. Un amor imposible, un período histórico exótico e interesante y unos personajes carismáticos son a priori un buen punto de partida para contar una historia.

Sin embargo, el primer obstáculo con el que se encuentra el espectador es que no encuentra un asidero en la trama que le permita agarrarse para seguir el hilo conductor con cierta coherencia. El guión resulta demasiado flojo con  demasiados saltos temporales que no permiten que la narración fluya con naturalidad. A esto tampoco ayuda lo más de 163 minutos de película que se antojan excesivos a todas luces. La cinta está repleta de escenas que aportan poco o nada a la narración.

Las interpretaciones son correctas y Mario Casas, Alain Hernández y Adriana Ugarte cumplen con su papel con correción y se ajustan bastante a los personajes aunque no consiguen elevar el nivel rutinario de la cinta. 

En el lado positivo están todos los elementos técnicos como fotografía, vestuario, diseño de producción, etcetera que logran captar con mucho acierto todo ese mundo colonial. No obstante, la cinta está nominada a los Goya a la mejor canción original, dirección de producción, dirección artística, diseño de vestuario y mejor peluquería y maquillaje.

Sin embargo todo esto no compensa la falta de finura y la sensación de aburrimiento que deja la cinta.

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