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Pantallas LED y paneles OLED impulsan las pantallas 4K HDR

La tecnología LED no es perfecta, y las pantallas OLED, a pesar de su alto precio, han empezado a hacerse con una importante cuota de mercado.

La revolución que está suponiendo en la industria de la imagen la implantación del HDR (Alto Rango Dinámico) en las pantallas domésticas empieza a acelerarse en los últimos meses.

La práctica totalidad de fabricantes han empezado a ofrecer paneles y pantallas de alta profundidad de color  (10bit frente a los 8bit hasta ahora habituales) y un alto nivel de brillo, superando los 1.000 nits en las pantallas LED de mayor categoría.
El HDR, junto con la resolución 4K, permite alcanzar imágenes y colores más realistas, con mayor contraste, y una mayor definición.

Sin embargo, la tecnología LED no es perfecta, y las pantallas OLED, a pesar de su alto precio, han empezado a hacerse con una importante cuota de mercado.
OLED son pantallas orgánicas que no necesitan retroiluminación, ya que cada pixel (el elemento independiente más pequeño que forma la resolución de la pantalla) emite su propia luz. Esto hace que una pantalla 4K OLED disponga de más de ocho millones de zonas de iluminación independientes, de tal manera que en este tipo de pantallas un pixel pueda ser totalmente negro y el adyacente alcanzar el blanco máximo.
Esto es imposible de conseguir en una pantalla LED 4K, ya que incluso los modelos de referencia tienen como máximo 512 zonas independientes de iluminación (frente a los ocho millones de las OLED).

Sin embargo, las pantallas HDR 4K LED presentan otras ventajas frente a la tecnología OLED: una colorimetría casi perfecta, un espacio de color DCI P3 del 98% en los modelos de mayor categoría (frente al 93-96% de las OLED actuales),  calibraciones sensillas y un nivel de brillo máximo que dobla al de las pantallas orgánicas.
De esta manera, la industria se ha dividido entre los fabricantes que apuestan por la fidelidad de color, precios asequibles para el consumidor y los altos niveles de brillo que llegan a ofrecer las pantallas LED (Samsung, Sony) y los fabricantes de OLED que apuestan por negros profundos y absolutos inalcanzables para otras tecnologías, una imagen de enorme contraste  y unas presentaciones absolutamente imbatibles  a pesar de un elevado precio (LG).

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