LA REVISTA

Las patologías cibernéticas influyen en el desarrollo infantil

20170208181713362_result

Un 33 por ciento de las consultas pediátricas están ligadas a patologías cibernéticas ante la preocupación de los padres por la posible adicción de sus hijos adolescentes a las nuevas tecnologías, según la Sociedad Española de Pediatría Social.

Las nuevas tecnologías de la comunicación han hecho que el acceso  a la información y redes sociales sea cada vez a edades más tempranas, creando situaciones propias de adultos en niños y adolescentes, situaciones para las que, en muchos casos, los menores de edad ni están preparados ni cuentan con la experiencia para lidiar con ellas de manera madura, sana o equilibrada.

El psicólogo José Antonio Molina, experto en adicciones, corrobora que cada vez son más los padres que muestran inquietud por el uso que sus hijos están haciendo del móvil o de internet, mientras que los propios adolescentes no tienen ninguna motivación para tratarse por estos problemas.

Un estudio elaborado en el curso 2015-2016, a partir de una muestra de 2.500 menores de entre 15 y 18 años, reveló que el 97 por ciento tenía teléfono móvil y más del 90 por ciento se conectaba a internet.
El 40 por ciento de los entrevistados accedía a fotografías y vídeos de contenido sexual y el 20 por ciento había difundido imágenes de otras personas sin su consentimiento, señala el presidente de la Sociedad Española de Pediatría Social, Jesús García.

Los chicos que tienen conductas adictivas incrementan el tiempo dedicado a las nuevas tecnologías y fracasan al intentar reducir el tiempo de uso, algo que manifiestan con dos características, la agitación y la tristeza, que les pueden llevar a la depresión, precisa García.
En ocasiones, se encuentran alteraciones como cansancio, tendencia al sedentarismo y la obesidad, dificultades para conciliar el sueño, problemas oculares o migrañas.

El pediatra pone como ejemplo el fenómeno del "vamping" (palabra derivada de vampiro) en alusión a los chicos que están en sus habitaciones con la luz apagada y con el móvil en plena actividad, duermen poco, se levantan rápido, comen mal y tienen un bajo rendimiento escolar.
No obstante, para que se considere una conducta adictiva, explica Molina, "se tienen que cumplir una serie de criterios, como que cada vez se necesita hacerlo por más tiempo para obtener una satisfacción, y un síndrome de abstinencia, que implica tener una dificultad para poder pasar sin ello".

Te puede interesar