El pequeño universo de los vinos la Ribeira Sacra

Vinos de la Ribeira Sacra.
photo_camera Vinos de la Ribeira Sacra.
La Ribeira Sacra acoge en las próximas semanas diferentes ferias del vino 

Chantada abrió la temporada con su feria de vino el segundo fin de semana de marzo. Le siguió Sober, con la del vino de Amandi, el fin de semana del domingo de Ramos y esta semana le toca el turno a Quiroga. Le seguirán Pantón en mayo y Monforte en junio. Los vinos de la Ribeira Sacra son los primeros en presentarse en sociedad cada año e inician el calendario de las ferias del ramo en Galicia. La Ribeira Sacra es un pequeño universo, un microcosmos en el que se desarrolla una gran diversidad de vinos, en general con tiradas muy limitadas por el imperativo de un terreno en el que encontraremos desde fincas de varias docenas de hectáreas a parcelas que no alcanzan los cien metros cuadrados en un bancal centenario al que acceder ya es de por sí un deporte de alto riesgo.

No estoy seguro si esta región vinícola recibe el nombre de Ribeira Sacra por el abundante número de monasterios que podemos encontrar haciendo un recorrido por su geografía o porque cultivar la vid y elaborar vino aquí solo puede ser cosa de un milagro en un paisaje de viticultura imposible, ciertamente heroica. Heroica por el ímprobo esfuerzo que representa sacarla adelante, pero también porque se ha convertido en el gran motor de toda esa región que comprende veinte municipios de dos provincias.

Para quienes crean que en la Ribeira Sacra domina el pensamiento único de la variedad mencía, hemos traído a esta sección ocho vinos, en los que encontrará mencías, pero muy distintos unos de otros, y otras variedades, tanto tintas como blancas, unas ensambladas, otras en vinificación monovarietal que nos ratifican por qué estamos ante un verdadero universo en el que convive una enorme pluralidad de vinos que como un mosaico definen cada rincón de su territorio. Uvas iguales que se comportan de manera diferente a unos cientos de metros de distancia porque el suelo, la altitud y la orientanción del sol ya no son las mismas.

Resultará muy difícil, sino imposible encontrar en toda España un rincón en el que tan poco suelo cultivado, no alcanza las 1.300 hectáreas, proporcione semejante diversidad 

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