Rees: Pasión por la música y los donuts

Autodefinido como un “cantautor con pasión por el arte, la música y los donuts”, David Rees, ya afamado por su trascendencia en las redes sociales, tiene fecha de lanzamiento para su primer disco: 26 de junio. Se llamará “Amarillo” y es “un sueño que se hizo realidad”, según sus propios dichos. Con el reconocimiento de que su historia es “un poco dramática pero real” como punto de partida, el músico apodado “el chico del ukelele” pero también formado en piano y en la carrera de Psicología, como lo hizo en los covers con los que se dio a conocer y también con canciones propias, una vez más muestra su alma. “Cuando tenía 5 años ya notaba algo raro en mí. Yo no quería ir con los demás a jugar al fútbol. Yo solo quería hacer música. Mis padres vieron esto y me apuntaron a clases. Aparte, me pasaba horas y horas en el piano experimentando. Escribí mi primera canción con 13 años (si a eso se le puede llamar canción). Estudié música hasta que me fui a la universidad a hacer Psicología, porque el mundo de la música era imposible –relata-. En 2014 subí mi primer video cantando a YouTube para enseñárselo a mi familia y amigos que tenía lejos. Morí de vergüenza cuando se enteraron mis compañeros de clase y hasta los profesores”. Por fin el chico tímido encontró la manera de darse a conocer: “En 2015 gané diez mil euros en un concurso de canciones originales para poder producir una canción con los productores de Maldita Nerea. En ese momento algo hizo clic en mi mente y cambió mi vida. Dije: ‘Jolín, si puedo ganar esto, igual puedo conseguir más cosas’”. Se tomó con seriedad su canal de YouTube y aceptó por igual halagos y críticas. Y ya no dejó de sonar su música. “Salí en las noticias. No me lo podía creer. Era viral”, rememora. Pero no todo fue un camino de rosas. Asume que solo querían firmar con él contrato discográfico cambiándolo y por ello se autogestionó. Y logró su sueño. Editó un EP de tres canciones y ahora llega su primer disco, “Amarillo”. “Cumplo el sueño de ese niño que no quería jugar al fútbol. A día de hoy sé que todo lo que me ha pasado es por ser fiel a quien soy, no dejar que nadie me pudiera cambiar lo que quería hacer y haber trabajado sin descanso. Esta es mi pasión. Y cuando algo me apasiona no hay nada que me pueda frenar”. Y, claro, no se olvida de sus fieles seguidores: “Gracias por ser las alas del niño que no quería jugar al fútbol”.