ENOLOGÍA

El regreso de un clásico que iluminó el Ribeiro

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Viña Costeira, que el año pasado celebró sus bodas de oro como bodega y cooperativa vitivinícola, no solo ha cumplido años a lo largo de todo ese tiempo.

Viña Costeira ha sabido jalonar tantas décadas con auténticos hitos. Amadeus es uno de ellos. Nació, primero, como Marqués de Bradomín, en la década de 1980. Ahí surgió el decidido empeño de salir al mercado con el primer monovarietal de Treixadura, probablemente, de la historia del Ribeiro. Años después, en 1990, el vino cambió de nombre y de concepto pero no de uva. Amadeus surgió de otra de sus geniales apuestas: vincular arte y enología en un tiempo en el que el gusto por el vino de calidad todavía era una rareza. La uva emblema del Ribeiro salía a la calle vestida con botellas iluminadas por los artistas gallegos que representaban prácticamente todas las corrientes de la plástica gallega de su tiempo, desde las vanguardias históricas a los movimientos más contemporáneos. Laxeiro. Lodeiro, Díaz Pardo, Virxilio... Así fue hasta 2006.

Con la cosecha de 2018, la cosecha del jubileo, Amadeus vuelve y lo hace con la misma pretensión de sellar ese vínculo esencial entre vino y arte. El artista ourensano Alexandro se ha convertido en el iluminador de la primera añada, con una limitada producción de 7.900 botellas. Si el continente es una obra de arte, el contenido está sobradamente a su altura. Para ello, el equipo técnico de Viña Costeira ha realizado una selección de parcelas de la finca San Cibrao de las que se vendimian los racimos de Treixadura procedentes de cepas que ya han cumplido su mayoría de edad y se encuentran en el mejor momento tanto a la hora de brindar lo mejor de esa tierra en ladera que mira al Miño, como de una variedad que ha coronado de gloria el Ribeiro por sus blancos. 

El trabajo en viña es tan cuidadoso como el que luego se lleva a cabo en la bodega, para que la vinificación no haga sino acentuar esas cualidades. El resultado es un vino de una gran expresividad, un vino de finca que denota una gran personalidad. 7.900 botellas de gran belleza. Da pena abrirla y no conservarla como una obra de arte que es. Pero da más pena no beberla, precisamente por lo mismo.

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