MÚSICA

El replicante del nuevo jazz tiene nombre y apellidos: Kamaal Williams

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Nos introduce en un mundo retrofuturista, de Blade Runner, con ritmos hipnóticos que te llevan a las calles  de Londres

En  contra de los que viven encorsetados en las antiguas reglas del traje, corbata y café, hay una poderosa creencia que señala que, en realidad, el jazz es la única corriente musical que vive en una eterna mutación que va de generación en generación. Así lo pensaban los “grandes”, que siempre evitaban las normas antiguas para defender esa constante en la que el jazz vive y crece creando una comunidad de sonido en continua búsqueda, quizás para encontrar su propia supervivencia o simplemente porque esos caminos de la improvisación por donde transita solo pueden llevarle a eso, al cambio, a la transformación.

En este punto, en el ahora, en el presente del estilo, varios nombres empiezan a resonar. Si hace unos meses hablaba de Kamasi Washington, que por cierto, saca disco estos días, hoy  es el turno de Henry Wuu, más conocido por su nombre artístico, Kamaal Williams.

Este londinense ha golpeado con la fuerza de un elefante con su debut en solitario, un maravilloso trabajo difícil de catalogar: un jazz psicodélico con tintes de ciberpunk que muestra la cara más urbana del estilo y nos sirven como retrato postbrexit de un Londres en plena ebullición.
“The Return”, así se llama este trabajo, es algo más que un nuevo giro de tuerca en ese universo sonoro. Es la confirmación de un artista que crece de forma meteórica desde que irrumpió en 2016 con “Black Focus” bajo el nombre de Yussef Kamaal, en colaboración con Yussef Dayes, y que se llevó las alabanzas de toda la crítica. 

Ahora, en esta nueva andadura, el músico nos introduce en un mundo retrofuturista, de Blade Runner, con ritmos hipnóticos que te acompañan por las calles de Londres, pero que se vuelven esquizofrénicos en cada esquina. 

La nueva generación del jazz, la nueva ola de la música, ha llegado. Los tiempos han cambiado, y con ellos las herramientas.  No se queden atrás, se perderían algo extremadamente interesante. Experimenten –ellos lo hacen a todas horas– porque en ese cambio reside asegurarse un futuro artísticamente saludable. Siempre será incierto, pero por ahora Kamaal y los músicos de su generación no permiten que el tiempo les pille sin nada que decir. Todo un mérito.

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