Don Pepe es una cocina casera, muy de carretera, pero de esa que se agradece encontrar uno cuando está de viaje
Uno piensa, cuando está en la carretera que puede llegar a un restaurante, a golpe de lunes y esperar que le sirvan. ¡Amigo! “¿Tienes usted reserva?”. ¿Quién se iba a imaginar que en el alto de O Pereiro, en A Mezquita, un lunes a mediodía, iba a hacer falta llamar para reservar? Pues sí. Aquello estaba de bote en bote, no solo elcomedor principal, sino también uno secundario que tienen al otro extremo del bar. Parecía un domingo. Horas más tarde, en Puebla de Sanabria, un jubilado que vigilaba las obras del AVE me confesaba que cada vez que iba a visitarlo algún familiar o amigo, los llevaba a comer allí. “Está a 25 minutos, se come mucho mejor y es más barato”.
Don Pepe está concurrido porque cuenta con un menú del día por diez euros con un amplísimo surtido de primeros y segundos. Además, por dos, tres o cuatro euros más, puedes complementarlo con platos fuera de menú y por siete, con una buena reción de pulpo. Sus raciones son tan abundantes que no es de extrañar que en la carta viene también el precio de las tuper, según el tamaño, porque, por ejemplo, con una ración de ensaladilla comen dos.
Es una cocina casera, muy de carretera, pero de esa que se agradece encontrar uno cuando está de viaje. No se puede pedir perfección en las presentaciones, pero por ejelplo, la calidad de la carne está a la altura de lo que uno desea encontrar cuando llega a Galicia. Mi parrillada, por ejemplo estaba sabrosa. Pese a no tener reserva, pronto encontraron apaño para darnos una mesa. Nadie se va sin comer. El servicio es rápido, ofrece todas las explicaciones que se le piden y el trato es muy agradable. En definitiva, un restaurante que justifica que esté siempre lleno.
