La revolución femenina está de moda

A lo largo de la historia son muchos los momentos en los que las mujeres quisieron reflejar sus legítimas reivindicaciones sociales a través de sus ropas desde las sufragistas hasta hoy, la moda ha sido un espejo de cómo la revolución femenina se ha gritado a través de la indumentaria

Acompañando a la historia

No hay duda de que la moda es un fiel espejo del momento social en el que se convierte en tendencia. Es fácil realizar un recorrido histórico por los cambios y revoluciones prestando solo atención a cómo iban vestidas mujeres y hombres en cada era. Con la reciente celebración del Día Internacional de la Mujer, es buen momento para recordar cómo se han reflejado los avances del feminismo en cuestión de indumentaria.

Con ellos, las mujeres utilizaron su aspecto para gritar su independencia y su potestad para ser dueñas de sus decisiones, una revolución que hoy todavía sigue y que se manifiesta a través de una libertad y heterogeneidad estilística en todos los sentidos.

Las sufragistas

Hace aproximadamente un siglo, las mujeres tomaban las calles en Inglaterra para reivindicar su derecho al voto. Además de pancartas y sus voces, utilizaron la moda para reflejar sus legítimas exigencias. Verde, azul y violeta fueron los tres colores que simbolizaron la protesta, que en la ropa se manifestó a través de un reivindicación de su feminidad. 

Las flappers

Los locos años 20 trajeron consigo a un grupo de chicas liberadas de todo prejuicio. Bebían, hablaban de sexo, fumaban y frecuentaban locales vetados para ellas hasta la fecha. Esta vida de excesos se manifestó también en la exageración de su aspecto. Mucho maquillaje o vestidos sueltos y llenos de abalorios eran los símbolos de su liberación, que sonaba a ritmo de jazz.

Fuera el corsé

La revolución en cuestión de moda podría decirse que tiene un nombre propio: Coco Chanel. No solo fundó una de las casas más famosas del mundo, sino que es así por un motivo. Chanel reinventó las normas que el comienzo del siglo XX tenía reservadas para las mujeres y, con firme determinación, dijo un no rotundo al uso del corsé, que llevaba siglos oprimiendo mucho más que la respiración femenina.

Suya, de Chanel, fue también la popularidad del uso del pantalón, creando un icónico look en el que la comodidad -con gran estilo, por supuesto- primaba sobre las imposiciones de lo correcto.

El bikini

El 5 de junio de 1946, la estriper Micheline Bernardini salía en público por primera vez con una de las prendas más icónicas de la liberación de la mujer: el bikini. Diseñado por el ingeniero francés Louis Reard y bautizado en honor a la isla donde se realizaron las pruebas de la bomba atómica, convirtió las playas en una “escandalosa” pasarela con la iglesia católica y el pensamiento más conservador en contra. Pero el triunfo de este minúsculo traje de baño fue total, especialmente en Francia, y los años 50 se constituyeron como adalid de la liberación. Ya no hubo vuelta atrás. Caso aparte merece España, donde el bikini tendría que esperar dos décadas para probar las aguas del franquismo.

Los vaqueros

Si Chanel fue la precursora del uso del pantalón en las mujeres, es a la actriz alemana Marlene Dietrich a quien debemos agradecer la fluidez estilística en materia de género. En su caso, revolucionó el pensamiento imperante en los años 30 vistiendo un esmoquin que, lejos de aportarle un aire masculino, la convirtió en uno de los mayores iconos de la feminidad más sensual. 

No faltaba mucho para que otra revolución rubia tomase las pantallas. Norma Jeane se convirtió para la posteridad en Marilyn Monroe, una de las personas a las que su belleza logró eclipsar más su talento. A ella le debemos que el pantalón vaquero entrase en nuestro armario para siempre.

La minifalda

La revolución sexual iniciada con el bikini tuvo su colofón en otra prenda durante los años 60. Las faldas fueron acortando centímetros al mismo ritmo que las mujeres reclamaban el poder sobre su propio cuerpo. La minifalda se convirtió en uno de los mayores símbolos de la evolución de los derechos de la mujer. El imaginario popular atribuye a Mary Quant su creación, si bien está en discusión la autoría real. En cualquier caso, las jóvenes de la época decidieron dar un paso al frente con las piernas al aire. Y hasta hoy.

Géneros fluidos

Actualmente, con muchos derechos alcanzados y algunos todavía por conquistar, la moda es libre. La historia se ha encargado de que las mujeres puedan vestir básicamente como les dé la gana. Hoy es habitual encontrar todo tipo de estilos por la calle, espejo de la diversidad en la que vivimos. Afortunadamente.

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