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Restaurante Arcadia: Un salpicón de buey ligero, sabroso y abundante

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photo_camera Fachada del restaurante Arcadia.
El local, sigue siendo acogedor, extraordinariamente limpio y con un servicio muy esmerado.

Hacía mucho que no volvía a este restaurante. Durante un largo tiempo fue uno de mis favoritos. Raro era el mes que no iba al menos una vez a cenar. Un trato agradable, un local acogedor, una buena cocina que trabaja un repertorio tradicional a base de pescados y mariscos, postres caseros y una carta de vinos que sin ser muy extensa, sí toca todos los palos que son necesarios para acompañar una buena comida.

Si en el pasado era tan reincidente era, especialmente por un plato: el salpicón de buey. Lo preparaban como nadie. Es más. Hace treinta años, nadie lo hacía, salvo ellos. Me llamó la atención que después de tantos años, te ves atendido por prácticamente las mismas caras. Con más años encima, pero eso resulta impepinable. Hacerse viejo es una opción que no nos gusta. Pero la contraria, nos gusta todavía menos. Esa continuidad, que es un valor importante en un negocio de hostelería, tal vez uno de sus principales activos, se vio acompañada por una carta muy semejante. Allí estaba el salpicón de buey y lo pedí. Decidí tomarlo como plato principal, tras compartir unas croquetas y un pulpo que al lector ourensano no le gustaría demasiado porque estaba cocido de más. Incluso más de lo que es habitual en la costa. Pero ese fallo quedó totalmente redimido al llegar el salpicón (16 euros). Tal como lo veis en la fotografía, con su carne del buey muy desmenuzada, mezclada con coral, una mínima expresión de cebolla y de pimiento y una ligera presencia de salsa mayonesa, muy leve. Una maravilla y en una cantidad respetable. Solo por eso, mereció la pena volver.

El local, sigue siendo acogedor, extraordinariamente limpio y con un servicio muy esmerado.

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