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La secta está presente y se siente

Fear the Walking dead, un parón que nos deja, por fin, con la miel en los labios  

¡¡¡ALERTA SPOILER!!!
EL SPIN-OFF  DE la serie de Robert Kirkman ha llegado a su fin antes de retomar la temporada después del verano. Verano, ya se sabe ese lapsus temporal en el que las mejores series se paran para dejarnos ver el Sol.

El caso es que tras una tanda de primeros episodios muy parada y un poco abrumadora en lo que a dramatismo se refiere, justo antes del parón sus guionistas nos ponen las cartas sobre la mesa. 
Lo que parecia una familia unida ante el apocalipsis se va resquebrajando, es la hora de elegir bandos y también, de dar nuevos giros a la temática zombi. 

Con la llegada de la extraña familia del amante de Victor Strand, se ha dejado entrever la brujería y santería típica mexicana además de un rollo sectario un poco raro. 
Celia, la matriarca de la villa de la salvación, mexicana de pura cepa, tiene otra perspectiva del apocalipsis. Con una teoría alocada y poco comprensible, esta buena mujer intenta convencer -o más bien, lo consigue- a Nick de que los zombis no son más que la oportunidad de vivir para siempre.

Vamos, que que haya zombis con ganas de destriparte y comerse tus entrañas por todas partes, es una bendición del mismísimo señor. Bueno, hay que decir que para gustos colores y verlo de esta apacible manera, es un consuelo, pero creo que a nosotros no nos convence. 

Otro giro argumental sucedió con la creciente psicopatía de Chris Manawa. Lo que parecía un adolescente con problemas, por aquello de que esta creciendo en  pleno  apocalipsis, perder a su madre y ver vísceras por todos lados, se está convirtiendo en deseo de matar. O al menos, eso parece. Y esta incipiente psicosis es la que ha hecho que el perfecto tandem Madie-Travis se separe irremediablemente. 

Finalmente, quiero hacer especial mención a los que hemos perdido. En TWD sería un largo listado seguramente, aquí es solo uno. Uno de los grandes. El viejo salvadoreño curtido por los males de la guerra, nos ha dicho adiós y de qué manera. Tras un par de episodios en plena expiación de sus pecados y sospechando de todos y cada uno de los componentes del elenco, un Daniel Salazar enajenado puso fín al idilio de la gran fortaleza mexicana. 

Ahora que unos han muerto y otros han decidido seguir su camino por libre parece que por fin los creadores y guionistas han conseguido dejarnos con la miel en los labios. Esperamos más y mejor después del parón y abrimos nuestras esperanzas a la coronación del spin-off de la serie estrella en su final de temporada.  .

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