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Senderismo, playa y gastronomía en la Costa da Morte

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Playas con dunas remontantes que parecen montañas, acantilados forjados por siglos de golpes mar, percebes, encajes de bolillos y un faro que lleva más de 120 años iluminando hasta el fin del mundo. esos son algunos de los argumentos para viajar hasta Camariñas, en el corazón de la Costa da Morte

En algo más de dos horas,  si salimos desde Ourense o de Vigo, estaremos en nuestro destino de hoy. El punto de encuentro entre ambos orígenes es Santiago de Compostela y desde allí, se toma la carretera AC 544 que pasa por Santa Comba. El itinerario nos llevará, primero a Vimianzo y, finalmente a Camariñas. Antes de llegar a esta villa marinera en el centro mismo de la Costa da Morte, veremos el nacimiento de la ría que lleva su nombre, al convertirse el Río Grande en un mar remansado, prólogo de la agreste costa que perfila la silueta atlántica de este municipio.

Camariñas se proyecta en la bahía de su ría a través de un amplio y cómodo paseo desde el cual todo está cerca: El puerto y su lonja, el mercado de abastos, la casa consistorial, el cuartel de la Guardia Civil… y una buena oferta hostelera tanto en lo que se refiere a restaurantes, bares y el_serpent_resulttabernas como en hostales, hoteles y pensiones.

No resultará raro, al caminar por sus calles interiores, encontrarnos tras alguna ventana o puerta a mujeres realizando encaje de bolillos. Sobre la almohada, los alfileres trazan el camino que siguen los hilos de algodón o de lino que son convertidos en verdadera filigrana gracias a la destreza con la que mueven los bolillos o palillos. Las “palilleiras” inician su aprendizaje a una edad muy temprana, alrededor de los cinco años y a partir de ahí convierten esta labor en todo un alarde de virtuosismo.

El Museo do Encaixe  es un buen guía por la historia de estas manufacturas. En él se pueden ver incluso las labores que ganaron las medallas de oro en las principales exposiciones europeas y universales, como la de parís de 1889 en la que compartió protagonismo con Buffalo Bill y la Torre Eiffel. Del 12 al 16 de abril se celebra la XXVII edición de la Mostra do Encaixe de Camariñas.

portada_costa_morte_resultLas playas de la ría están abrigadas de los vientos del Norte y muestran una aparente tranquilidad que pronto se desmiente si seguimos la ruta litoral que nos lleva, a lo largo de 22 kilómetros hasta Camelle. En su recorrido pasaremos por el Cabo Vilán, uno de los accidentes geográficos más occidentales de la costa gallega. Sobre un promontorio de cien metros de roca granítica se levanta el faro. Fue el primero en España que alimentó su linterna con luz eléctrica, cuando se inauguró en 1896. La torre, de 25 metros de altura es accesible desde el edificio principal por un pasadizo en forma de túnel. En el edificio que antiguamente albergaba las viviendas de los fareros, la sala de máquinas, la caldera que generaba la electricidad para su alumbrado y el resto de las dependencias, hoy se ha instalado un centro de interpretación de la Costa da Morte, sus naufragios y la historia del propio faro, además de una cafetería y sala de exposiciones.

Con 40 millas náuticas de alcance, la luz del faro de Cabo Vilán ayudaba a los numerosos barcos que siguen ese corredor en sus rutas atlánticas a evitar la aproximación a una costa que hasta entonces se había cobrado numerosos naufragios. El más famoso fue el del crucero británico Serpent el 10 de noviembre de 1890. Solo 3 de sus 176 tripulantes se salvaron. Los restos mortales los otros 173 reposan en el cementerio inglés, muy cerca de la playa del Trece. Ésta es una playa abierta al océano, azotada por los vientos dominantes. 1,2 kilómetros de arenal intercalado por formaciones rocosas que la convierten, más que en una playa en una sucesión camarinas_dunas_arenal_playa_do_trece_resultde calas, unas más grandes que otras. Entre todas las dunas destaca la conocida como Monte Blanco, una duna remontante de más de 200 metros de altura. Por allí comienza a florecer en esta época del año la caramiña, una planta autóctona de las costas atlánticas que tiene en esta playa uno de sus últimos refugios en Galicia. En el itinerario pasaremos por Arou, un pequeño pueblo con puerto pesquero y una playa más abrigada que las que nos ha deparado el viaje hasta este momento. Tras otros dos kilómetros llegamos a Camelle.

El recorrido se puede hacer en coche, mejor si es trotero, porque no todo el trazado se encuentra en buenas condiciones. Quienes deseen realizarlo a pie o en bicicleta resulta más adecuado hacer el viaje en sentido inverso, comenzando en Camelle, justo al lado de donde se encuentra lo que queda del legado artístico que Manfred Gnädinger, Man, fue realizando a lo largo de décadas con los objetos que el mar arrojaba a la costa y que los temporales habidos desde que falleció en 2002 han ido deteriorando. Todavía están en pie algunas de esas composiciones a la vista al lado del espigón, mientras que otras se conservan, en el museo A Casa do Alemán, muy cerca.

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