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¡Shazam!

Un instante de la película Shazam.
photo_camera Un instante de la película Shazam.

Una cinta fresca y ligera que trata de evocar el espíritu del cine juvenil más ochentero y que trata de alejarse del tradicional cine de superheroes

La buena acogida de “Wonder Woman” y el reciente taquillazo de "Aquaman”, en contraste con las decepciones cosechadas por sus eventos grupales como “Batman v Superman o Liga de la Justicia”, han terminado por fin de convencer a DC de que su camino, al menos no de momento, no debe imitar el de su gran competidora, Marvel.

Escarmentada y decidida ya a armar su relato cinematográfico con versos sueltos que respeten la musicalidad, aún indefinida, de su conjunto pero que no se opriman entre sí, la Distinguida Competencia suma a sus anárquicas filas a uno de sus personajes más livianos y juguetones, “Shazam!”.

David F. Sandberg, director sueco fogueado en el cine de terror, es el capitán de esta comedia para grandes y pequeños que busca, a veces con cierta desesperación, resucitar el espíritu del cine juvenil ochentero más disfrutón.

Así como “Shazam!” personifica con sus poderes los ideales de la mitología clásica, el filme exhibe múltiples y chispeantes reflejos de tótems de aquella ahora más que nunca añorada década que van del Superman de Richard Donner hasta los” Goonies” pasando por “Big”, los “Gremlins” o esa pequeña joya televisiva que fue “El gran héroe americano”.

Un filme felizmente autoconsciente que, a pesar de enfrentar a su pareja protagonista, e incluso a su villano, a monstruos tan terribles como el abandono, el maltrato o el más feroz bullying, no cae en esa impostada solemnidad y gravedad que últimamente le pasa tan alta factura a DC. Así, este Shazam! resulta igual de fresco y ligero cuando se dedica a hacer el chorra en Youtube que a la hora de destilar su luminoso mensaje sobre la familia como un tesoro a defender que va más allá de los lazos sanguíneos.

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