Series y películas demuestran que la sociedad no está en la línea de la organización Hazte Oír
Hace unos meses me despertaba con la noticia de la nueva campaña publicitaria propuesta por la asociación de familias de menores transexuales Chrysallis Euskal Herria para concienciar al mundo sobre la realidad de los niños y niñas transexuales. "Hay niñas con pene y niños con vulva. Así de sencillo. La mayoría sufre cada día porque la sociedad desconoce esta realidad" pregonaba el cartel llenando las marquesinas del País Vasco y transmitiendo un mensaje contundente que era necesario oir. Ese día, lo enfrenté con emoción al creer que el mundo puede cambiar. Definirse e identificarse supone un problema en la realidad contemporánea y si perteneces al colectivo LGTB parece que todo se pone peor.
El mundo no había cambiado y la conciencia social pareció brillar por su ausencia cuando la organización ultracatólica Hazte Oír aparcó su autobús transfobo frente a un instituto español. Un autobús que incita a la violencia, a la transfobia, que ridiculiza la verdad de miles de niños en España y millones en todo el mundo. ¿Esto es lo que queremos para nuestros hijos? ¿Ocultar verdades que nos asustan?
Esta página es de cine y TV, no de juicios de valor es cierto, pero también la ficción contemporánea tiene un papel en esta polémica. La cinematografía actual lleva siempre una función pedagógica que no suele aprovecharse, pero si tan difícil resulta abrir los ojos ante la realidad trans, tal vez su reflejo en la pequeña y la gran pantalla nos ayude a comprender. Ya se sabe, mejor ver lo terrible anestesiados por una pantalla en HD que mirar a nuestro vecino de abajo y sufrir de manera real por su realidad. Recordad como Hedwing nos contó en Hedwing and the Angry Inch las dificultades de llegar a su plenitud femenina. Como en Tomboy conocimos la realidad infantil de un transexual en un entorno social que pretende cortar de raiz esta problemática, supimos cuanto duele la negación de la verdad. Con Maura(Transparent) nos identificamos ante la pérdida de la identidad, sufrimos la reconstrucción de una vida familiar fragmentada, entendimos por fin que en la vida, siempre es mejor ser transparente. Nomi (Sense8) nos metió bajo una ducha ardiente que quemó nuestro género sin remedio y Almodovar nos obligó a ser tolerantes al presentarnos a Agrado y a Lola. Hasta Steven Universe se preocupa de mostrar verdades a las nuevas generaciones. Más cine y menos Hazte Oír. Mas tolerancia, sensibilidad y transparencia. Todos somos niños buscando la identidad.
