DE LA TIERRA

Las vacas gallegas ya tienen sello de "100% autóctonas"

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Salvadas por los pelos del abismo de la extinción, las razas bovinas más tradicionales de Galicia, la mayoría de ellas arraigadas durante siglos en las montañas de la provincia de Ourense, tendrán ahora el sello de "100% Raza Autóctona" para promover su consumo y al mismo tiempo su protección

Puede parecer un contrasentido  o incluso un chiste de humor negro. Pero la verdad es que solo si forman parte de nuestra dieta garantizamos su supervivencia. Las razas autóctonas gallegas estuvieron al borde de la extinción cuando  fueron suplantadas por otras que daban un mayor rendimiento en carne o en leche, según fuese el uso.

En la última edición de la Semana Verde de Galicia, celebrada en Silleda, la sede del Wall Street agroalimentario de nuestro país, la Consellería de Medio Rural anunció, a través de su directora general de Ganadería, Belén do Campo, la inclusión de las cinco grandes razas autóctonas bovinas de Galicia en el nuevo sello "100% Raza Autóctona". Se trata de las vacas Cachena, Frieiresa, Vianesa, Caldelá y Limiá. Si echamos un vistazo a la etimología de esos nombres, veremos que todas ellas están vinculadas a comarcas de la provincia de Ourense: La Cachena, comparte con su hermana portuguesa el territorio del Parque Natural del Xurés a este lado de la raya y el nacional Peneda-Geres, en la parte lusitana. 

La Caldelá tiene su hábitat natural en la Tierra de Caldelas; la Limiá, es de la lanura de A Limia; la Vianesa nos traslada hacia la comarca de Viana do Bolo y la Frieiresa, es de las montañas de la Terra das Frieiras, entre A Mezquita y A Gudiña.

Su situación ha mejorado mucho gracias al empeño que han puesto, por un lado la administración autonómica, a través de su Centro de Recursos Zoogenéticos de Galicia con sede en el Pazo de Fontefiz y por otro la Federación de Criadores de Razas Autóctonas de Galicia, Boaga. Sin embargo la cosa no está todavía para echar cohetes. Si sumamos las cabezas de ganado de las cinco razas autóctonas, no llegan a los diez mil ejemplares, siendo la Cachena la más numerosa, con unas 4.200 cabezas y la Limiá y la Frieresa, las más escasas, con un millar de ejemplares cada una.

Aclimatadas a una vida rústica, en el medio más rural y montañoso de Galicia las cinco razas bovinas proporcionaban alimento y fuerza de trabajo en un entorno en el que otras razas no daban la talla.  A medida que se fue abandonando la agricultura de montaña y las grandes explotaciones ganaderas optaron por razas de rendimiento cárnico, las gallegas, que se habían extendido por buena parte del territorio, fueron menguando hasta desaparecer casi del mapa. 

Además de criadores y administración, hace falta que se implique otro sector: el de los profesionales de la cocina. Basta con que empiecen a realizar elaboraciones con carne de estas razas y menos con el atún rojo que. al fin y al cabo, viene del Pacífico.

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